martes, 20 de diciembre de 2005

Otra china

El Príncipe de Wei decidió invadir Handan, capital del estado de Zhao. Aunque Qiliang estaba de viaje cuando se enteró de esto, regresó de inmediato y, sin siquiera cambiarse de vestimenta o cepillarse el polvo del cabello, acudió a presencia del rey.

Mientras regresaba -
le dijo- me crucé en el monte Taihang con un hombre que cabalgaba hacia el norte. Me dijo que iba al estado de Chu.

-En ese caso, ¿por qué te diriges al norte? -le pregunté.
-Va todo bien. Tengo buenos caballos -fue su respuesta.
-Puede que tus caballos sean buenos, pero vas en la dirección equivocada.
-Bien, tengo dinero de sobra.
-Puede que tengas mucho dinero, pero
vas en la dirección equivocada.
-Bien, mi cochero es excelente.

Le dije:

-Cuanto más rápidos sean tus caballos, más dinero tengas y mejor sea tu cochero, tanto más te alejarás del estado de Chu.

El discman maldito

Al final va a ser verdad eso de que soy un despistado. Voy a tener que ir haciéndome a la idea de estar en la categoría de "tan despistado que nunca me había dado cuenta de que soy despistado a pesar de que todo el mundo me lo repetía".

La prueba definitiva: hoy he cogido las instrucciones del discman para ver si ponía qué significa el "F15" que me escribe en la pantalla cada vez que lo enciendo (no lo pone). En la caja, debajo de las instrucciones había un transformador sin desembalar. Yo llevaba dos años preguntándome cómo era posible que un discman de ese precio viniera sin transformador.

viernes, 16 de diciembre de 2005

Autobombo

Ya digo que lo bueno de ser autor de algo es poder anunciar cosas.

Hoy he descubierto esto en la página web de este libro, que recomiendo a todos los interesados en los conjuntos aleatorios pues se va a convertir muy rápidamente en el texto estándar.

A los que no sean matemáticos ("Ah, tú eres otro raro", como me han dicho hoy en el comedor de la facultad) les puede costar imaginar la sensación de resolver un problema oficialmente declarado como abierto, que es algo así como batir un récord para los deportistas.

Trabajas en soledad en el problema durante mucho tiempo y al final te preguntas si lo que has hecho le importará a alguien. Por eso creo que es difícil que una persona "normal" se haga una idea acertada de la cantidad de satisfacción que un texto tan breve y aséptico puede generar.

Y el que una persona a la que admiras desde que empezaste en esto califique tu trabajo de "thorough investigation", eso ya es la leche.

Comprando en la jungla

Procure no comprar libros defectuosos con dieciséis páginas en blanco. Podría ocurrirle que la librería se negara a aceptar la devolución, le tuviera 35 minutos esperando para hablar con el encargado y al final, justo antes de poner encima de la mesa los 18,95€, le insultaran subrayando las diferencias entre una librería y una biblioteca.

Otra alternativa, quizá más cómoda, puede ser no comprar libros en "La Casa del Libro" de Gijón.

-Hola, quería devolver este libro.

La dependiente o dependienta extrae del libro el ticket, que está marcando una de las páginas en blanco, y se lo mira.

-Sí. ¿Es que está algo mal?
-Mira, le faltan páginas que vienen en blanco, por lo menos diez o doce páginas en blanco.


Lo hojea.

-Precisamente había puesto el ticket marcando...
-Ay, lo siento.
-No, nada. No, ésa no es...


Al final encuentra un par de páginas en blanco y (horror) dobla por lo menos ochenta páginas del libro para marcar el sitio.

-Te lo cambio por otro ejemplar [y se va hacia la estantería]
-No.
-Ya, pero es que este libro, la fecha de compra es en septiembre. No te podemos devolver el dinero más que dentro de los quince días siguientes a la compra, en otro caso eso sí, te lo cambiamos por otro ejemplar; pero fuera de los quince días no te podemos devolver el dinero.


En este punto yo hago como que reflexiono mientras me pregunto: ¿por qué no existirá la profesionalidad en el mundo?

-Ya, no, si a mí el dinero me da igual. Pero es que en el ticket dice: "excepto para los libros defectuosos, cuyo plazo de devolución será de un año". Yo es que ya no vivo en Gijón, entonces no he vuelto hasta ahora.
-Yo es que no te puedo hacer otra cosa que cambiártelo por otro a partir de los quince días siguientes a la compra.


Y me repite todo el rollo otra vez, insistiendo en que "devolución" significa que te cambian el ejemplar por otro.

-Ya. Sí. Además dice en el ticket que Las devoluciones se realizarán con dinero interno.
-Es que ya no trabajamos con dinero interno. Desde septiembre hemos cambiado de sistema.

-[Viendo que voy a tener que empezar a ponerme desagradable] Pero esto a vosotros os ata contractualmente durante un año. [Y comenzando a confundir para que no pueda hacerse con la conversación] No lo entiendo, ¿en qué sentido te parece que el libro no es defectuoso?
-No, no, si el libro está claro que es defectuoso...

-[Interrumpiendo] Bueno, por lo menos estamos de acuerdo en eso. Entonces, a ver, ¿cuál es vuestra política?
-Vamos a ver. Yo a ti puedo o bien devolverte el dinero en efectivo, dentro de los quince días siguientes a la fecha de compra, o bien a partir de ahí cambiarte el libro pero no puedo darte el dinero en efectivo meses después de que hayas comprado el libro.
-Entonces, ¿en qué consiste la devolución?
-En que te lo cambiamos por otro ejemplar.
-Eso no es una devolución.
-Es un cambio.
-Pues eso, que no es una devolución.


Como parece que no me dejo convencer (qué malo soy), la dependiente me ofrece pasar a la fase 2:

-Yo más no te puedo hacer. Si quieres hablar con el encargado o con el dueño...

El encargado, ya saben que tardó 35 minutos en aparecer. Primero tenía que esperar un momento porque no le cogían el teléfono arriba. Luego le cogieron el teléfono arriba pero el encargado había salido un momento, volvería en cinco minutos. Luego el encargado aún no había vuelto. Luego llamó al encargado al móvil, pero resulta que lo tenía apagado (es fantástico esto de apagar el móvil de empresa; la pregunta es si lo llevará encendido alguna vez). En algún momento intermedio yo le dije a la chica, como si no fuera evidente:

-Claro, es que si yo hubiera sabido que os ibais a poner en este plan, habría mandado a alguien con el libro dentro de los quince días.
-Por favor, espera un momento y hablas con el encargado lo que quieras. Yo soy una empleada y no te puedo hacer nada.

Al final, el encargado apareció. Pero no crean que se dirigió a mí disculpándose por haberme tenido más de media hora esperando: en realidad no se dirigió a mí en absoluto. Es una política extraña porque yo había pedido hablar con él, así que cabría esperar que hablara conmigo después de haber estado esperándole 35 minutos (en los que había estado, o ausente de su puesto de trabajo, o intentando tocarme las narices).

Se puso a hacer de cajero mientras la dependiente o cajera me llamaba:

-Oye, perdona, creo que ya te puedo resolver el problema.

Volví a la caja.

-Nada, que te vamos a devolver el dinero en efectivo.
-Bueno, pero si no es por el dinero, de hecho yo la idea que tenía era comprar otro libro...
-Lo que pasa es que esto es una decisión que yo no puedo tomar sin autorización, ¿sabes?, el sacar dinero de la caja y devolvérselo a un cliente. Si me autorizan, ningún problema; pero la decisión la tiene que tomar otra persona.

Para que no le pareciera a "la otra persona", que estaba a un metro de distancia haciendo como que la cosa no iba con él, que se ponía de mi parte, pasó a meterme caña absurdamente:

-Porque por esa regla de tres todo el que empezara a leer un libro y no le gustara, le tendríamos que devolver el dinero. Y claro, esto es una librería, no un servicio de biblioteca.

Es decir, que si usted compra un artículo defectuoso a una empresa que le ha prometido que si su artículo era defectuoso le haría un vale por su importe, no se le ocurra ir a la empresa a que le hagan el vale, porque por esa regla de tres cualquiera puede pasar por allí a que le repartan dinero en efectivo. Ante tamaño disparate, yo por supuesto respondí:

-Claro, claro.

Y añadí para la "otra persona":

-Vamos, si el libro me hubiera gustado, lo mismo me daría llevarme otro ejemplar.

Me pusieron el dinero encima de la mesa, di las gracias y me subí al piso de arriba a por los "Fundamentos" de Cantor, con bastante impaciencia. Habría sido horrible tener que volver a casa sabiendo que no podía comprarlo hasta el día siguiente, pues era domingo.

Antropología en vena

Un documento antropológico de gran valor científico.

(Cortesía de Pablo González y antes de él de Javier Granda, que qué habrá sido de él)

miércoles, 14 de diciembre de 2005

Artículos de Lotfi Zadeh

Esta entrada es para facilitar a mis compañeros enlaces a algunos artículos de Zadeh. El que no me lea desde una universidad rica, podrá entrar en unos sí y en otros no.

El SCI es el Science Citation Index, que recoge el número de citas de un artículo en revistas con índice de impacto.

El artículo seminal sobre conjuntos difusos (5821 citas en el SCI)
El artículo seminal sobre razonamiento aproximado
El artículo seminal sobre teoría de la posibilidad (poner el título "Fuzzy sets as a basis for a theory of possibility" en el buscador)
El artículo sobre razonamiento probabilístico basado en percepciones



[Para no decepcionar al Sr. R, comentaré que Lotfi Zadeh fue el primer ganador del Premio Lotfi Zadeh. Menos mal que los del Príncipe de Asturias no hicieron lo mismo]

martes, 13 de diciembre de 2005

Un afoto curioso

Al rico indicativo

Al poco de empezar a hacer radio, tuve que preparar un cursillo breve al estilo "ciego guía ciego" para una oleada de gente que entró en el taller a la vez (los procesos de Poisson tienen estas cosas). La mayor parte del material que me dieron para prepararlo nunca me sirvió para nada (o yo nunca supe convertirlo en algo útil), pero había unas fotocopias de un libro con varios detalles curiosos que recuerdo.

Entre ellas estaba la seria recomendación de no utilizar nunca en antena términos técnicos del mundo de la radio. Por ejemplo, nunca decir "en antena" como yo acabo de hacer. La razón es que la mayoría de los oyentes desconocen el sentido de esos términos, así que es un ejercicio de pedantería como cualquier otro. Si no, prueben "indicativo", "careta", "regleta" o "revox".

Se desaconsejaban también esas típicas presentaciones enrolladas de "Les saludan Fulanito en los controles técnicos y Menganito en locución" (lo cual es comprensible en lo que toca a la locución).

Este consejo no se sigue a menudo: todos hemos oído hasta la saciedad términos como "en directo", "en el aire", "sintonía", "cabecera", "jingle", "guión", etcétera.

Ayer mismo oí a Manel Fuentes mencionar varias veces el guión, lo cual es de bastante mal gusto. No sé qué clase de complicidad con los oyentes se cree que se gana insistiendo e insistiendo en que uno lee los chistes de un papel que le han escrito otros.

Es también corriente en el programa de Fermín Bocos hacer referencias a la música de fondo de su sección de "adelanto de la prensa". También presuntamente, esto contribuye al ambiente distendido.

Mi opinión es que los mecanismos invisibles deben ser invisibles, aunque uno crea que es más guay o deconstructivo hacerlos visibles. Nadie se imagina la siguiente línea de diálogo en una película: "¡Qué iluminación tan magnífica, cómo resalta tus rasgos!" O, en una novela, un político no podría decir: "Mis ideas llegan mejor a los ciudadanos con la ayuda de mis asesores y gracias al trabajo del corrector de estilo y a las atinadas sugerencias del editor".

La situación es de hecho terrible. La semana pasada oí tres veces mentar el reverb, y si encendemos la televisión parece que uno no pueda enterarse de nada sin saber lo que es el prime time, el formato y hasta el chroma, el prompter y los frames.

Este fin de semana vi atónito en un concurso de lo más idiota que el presentador decía "Ahora viene la prueba del no sé qué, ya sabéis que os pongo un frame y vosotros tendréis que adivinar a qué anuncio pertenece". Luego: "Vamos con el siguiente frame". En otra parte, Juan Ramón Lucas protagonizó la parte mala del siguiente diálogo:

-Y cuéntanos, ¿ahora a qué te dedicas?
-Pues ahora me dedico a vender formatos.

Todo esto me lleva a ese chiste tan memorable que uno de Gijón/Oviedo contaría de la siguiente forma:

-¿Sabes la diferencia entre solución y disolución?
-No.
-Pues que disolución es meter a uno de Oviedo/Gijón en ácido sulfúrico, y solución es meterlos a todos.


Pues eso, que hay que buscar una solución.

lunes, 5 de diciembre de 2005

La bahía de Gijón

El otro día voy por la calle y me encuentro un cartel de promoción turística de Gijón. El eslogan es: "Es otro mundo". En fin, otro año ya pagaremos más a los publicistas.


A ver si con algo menos de pereza voy subiendo afotos para mis afans.

Jordi Labanda

Ayer vi en el telediario que venden alfombras de Jordi Labanda.

Primer acto:

Labanda hacía una página de humor en un suplemento dominical en la que hacía una crítica sarcástica del pijerío más recalcitrante. Recuerdo una viñeta en la que una pareja está en actitud de "Y ahora, ¿qué vamos a hacer?" al habérseles fundido una bombilla. El subirse a una banqueta y cambiar la bombilla está, por supuesto, muy por debajo de la dignidad de cualquiera de los dos miembros de la pareja.

Sin embargo, ya se sabe cómo son las cosas. Jordi ponía a sus personajes unos diseños tan mega-fashion-fashion que encandiló a sus criticados. Es probable que de inicio su interés estuviera en el diseño más que en el humor (yo nunca le encontré mucha gracia a sus chistes, de hecho), y que escogiera ese tema y ese tipo de personajes porque le daban la oportunidad de mostrar un vestuario interesante.

Segundo acto:

Veo en la tele, atónito perdido, cómo Isabel Preysler le da a Jordi Labanda un premio o no sé qué de Porcelanosa. El Labanda parece nervioso y fuera de lugar; mira a los lados como preguntándose si algún amigo cabrón le estará viendo. Vete tú a saber, me digo yo, lo que estaría acostumbrado a decir de la Preysler (su casa con catorce baños parece la mansión espiritual de los personajes de Labanda) a la hora del café.

Al poco, las librerías se llenan de bolígrafos de Jordi Labanda, carpetas de Jordi Labanda, libretas de Jordi Labanda... a unos precios sólo razonables para los hijos de los ex criticados por Labanda.

Tercer acto:

Jordi Labanda vende alfombras; la voz en off nos informa de que el precio de las alfombras con dibujitos de diseñadores (una moda, a lo que parece) está entre 600 y 6000 euros. Vamos, que una alfombra vale por muchos bolígrafos.

Por mi parte, hace años que no he visto nada original ni ninguna evolución en Labanda. Le han salido imitadores y supongo que, además, en su página semanal ya no se critica el pijerío recalcitrante.

jueves, 24 de noviembre de 2005

El retonno, que dicen

Bueno, bueno, vicisitudes varias me vienen impidiendo añadir nuevo material al blog.

En realidad es que tuve el siguiente diálogo con mi psicóloga, que claro, es una profesional de esto:

-Bua, bua, nadie me pone comentarios en el blog.
-O sea, ¿un bloc, o qué me has dicho?

Aquí le expliqué lo que era, no lo repito porque en este momento sería una redundancia.

-Entonces, eso del plog es como una relación, ¿no?
-No.
-Sí, o sea, porque un plof, de eso, es como una relación con una persona que siempre quedas en el mismo sitio, y se habla de unos temas, y entonces cada uno tiene unas expectativas del otro, y va madurando poco a poco...
-¡Eso, eso! Yo tengo la expectativa de que me pongan comentarios esos cabrones... ¡A ver si va a ser verdad que el dinero que te
pago vale para algo y todo!
-...
-Sobre todo Maximus Jefus.
-Ya, porque yo, como psicóloga, de relaciones sé bastante, para eso es mi trabajo y tengo hasta libros y devedés...
-Menos mal del Sr. R, que si no este blog no se comía un rosco. A lo mejor tendría que decirles que existe...
-O sea, la comunicación, es algo muy importante en una relación.
-Sí, eso podría ser una buena idea... Claro, que habría que meditarlo...
-No se puede avanzar si van quedando, quedando cosas sin aclarar, que luego van saliendo y dices jo, yo esto me gustaría que hubiera quedado aclarado hace bastante tiempo, la verdad, me da casi pereza volver a ello, por ejemplo si yo te dijera, Pedro, no me escuchas a nada de lo que te digo, para seguir así casi que nos dábamos un tiempo, o sea, a ver si con la falta nos echándonos de menos surge más química de comunicación, ¿entiendes? ¿Qué te parece lo que te digo?
-Acabo de demostrar tres corolarios. Así, hop, los tres de golpe.
-No me estás escuchando, ¿eh?, que lo sé. Yo esto lo saqué de un libro, de lecturas complementarias que nos dieron en la facultad. Tuve que hacer un resumen y por eso me acuerdo.
-Sabes lo que se me está ocurriendo, que podría dejar el blog un pequeño tiempo y así me echarían de menos. Es una idea que se me ha ocurrido así, de repente.
-Yo creo que deberías concentrarte en la comunicación. O sea, tienes un déficit comunicacional que ríete tú del déficit hídrico de Alicante.
-O sea, si te vas a poner sí, mejor lo dejamos también una temporada tú y yo.
-O sea, pues me sobran clientes pa llenar las horas. Que esto de la cabeza no se lleva muy bien hoy en día. Que si quieres que anulemos el jueves que viene, pues mira, pero que luego no sé si te podré hacer un hueco, ¿eh?
-Aprovecharé para ir al peluquero. Tengo un peluquero muy hablador.
-Pues eso. La segunda semana, que te rape al cero. A ver si así te encuentras más asertivo.


Pero de hecho he preferido estar un rato escribiendo en el blog.

PD inconexa: Qué cosas.

martes, 8 de noviembre de 2005

Y nadie me pone comentarios

Ya lo dijo Copérnico, ejem: No tengo un concepto tan alto de mis propias opiniones que carezca de interés por lo que piensan los que me rodean.

A ver si se van aplicando el cuento. Lurkers, más que lurkers.

Angra y las motos

Bueno, por fin ha acabado la temporada de motos y por unos meses viviremos en paz. El Gibernáu más que otros pero nosotros también, sobre todo porque se acabó la cortina que la tele pública ponía a Pedrosa y amiguetes. Esta breve musiquilla es un plagio descarado del riff inicial y final de "Nothing to say", de Angra (1996, creo). El sistema lo fagocita todo (ahora con ayuda del cut&paste), andémonos con cuidado.

En el 96 me fue imposible conseguir ese buenísimo disco ("Holy land"), aunque lo busqué, lo busqué (al fin me resarcí en Toulouse en el 99). Era el segundo disco de un grupo brasileño desconocido de heavy metal, vaya usted a buscar eso por los gijones y los oviedos en la época del grunje. Y ahora, nueve años después, zaca, el sistema ataca de nuevo: pásate un año entero tragando con que los mercadotécnicos de la Federación Mundial de Motociclismo hayan dado orden de plagiar ese riff, que se debe de haber reproducido miles de veces en cadenas de todo el mundo sin que, sin duda, nadie esté pagando derechos por tamaño sacrilegio.

El disco de Angra, excelente, insisto, empieza tal que así: se escucha un sonido lejano de truenos y empieza a llover con fuerza; entre el fragor se distingue un delicado fragmento coral de Palestrina, que va ganando intensidad imponiéndose a la tormenta. El coro concluye, seguimos oyendo a lo lejos la tormenta por unos segundos. Se detiene. Hay una pausa de un segundo... y entra sin piedad el riff de las motos.

La parte de tenor en la introducción, y en el resto de los coros del disco, está cantada por el propio vocalista, Andre Matos. Y es que Angra debe de ser el único grupo de heavy que haya sido alumbrado en un conservatorio. Según leí en una web no oficial en la época en que internet no era importante, Matos acabó Piano, Canto y Composición, y había comenzado Dirección de Orquesta cuando se hicieron famosetes y claro, lo de hacer giras por el extranjero ya no fue compatible con los estudios.

"Holy land" es un disco conceptual sobre la conquista de Brasil en los siglos aquellos, y presenta una combinación asombrosamente lograda de heavy metal con elementos de inspiración clásica y multitud de arreglos inusuales (entonces: ahora esto es la moda y puede uno salir en la MTV haciéndolo), con coro, cuerdas, piano, flautas, percusiones tradicionales brasileñas, etcétera.

No sé quién fue el que me dijo que todos los discos raros me los vendían a mí. Luego conocí a uno que venía de comprar un disco en el que uno había metido una gallina en el piano, y cada vez que apretaba cierta tecla la gallina protestaba. Desde entonces, no he vuelto a preocuparme.

viernes, 4 de noviembre de 2005

Canonizando

Me acabo de comprar El canon científico. Es el primer volumen de la colección "Clásicos de la Ciencia y la Tecnología", dirigida por José Manuel Sánchez Ron. Da la casualidad de que el autor de "El canon científico" también se llama José Manuel Sánchez Ron... ¡sorprendente! Como todavía no he roto el retractilado, no sé si en la introducción explicarán este pequeño misterio, o algo.

En cualquier caso, a mí esto de los cánones, ya sea El canon occidental de Bloom o cualquiera de los múltiples émulos posteriores (aún está por editar, que yo sepa, El canon del cine de zombies, pero todo se andará), me viene a dar igual. Es buena idea eso de tratar de iluminar a la gente diciéndoles con qué obras "cualquier ciudadano educado debería estar familiarizado"; pero una vez que nos metemos en deóntica, quizás el perpetrar cánones entra en el terreno de lo que "cualquier ciudadano educado debería abstenerse".

Al fin y al cabo, los lectores que podrían decir: "¡Heisenberg! ¿Ése no era el del dirigible?", nunca van a abrir este libro.

En fin, que ya voy a rasgar el plastiquito y luego les cuento lo que va dentro.

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Experiencias nuevas

Pues sí, hoy he tenido seis horas de clase, cosa poco buena para la voz, y podría haber sido peor ya que me ha contestado una revista. Si me hubieran rechazado el artículo, habría sido un día completo.

Me solía decir un amigo, cuando nos encontrábamos:
-¿Qué tal?
-Cansado.
-Ah, ¿sí? ¿Cuántas zanjas has abierto hoy?

Yo no es que no sepa lo que es el esfuerzo físico, dentro del poco esfuerzo que he hecho en mi vida; así que me permito decir que esperemos haber abierto el equivalente de dos zanjas en las mentes de los estudiantes (dos zanjas entre unas cien mentes da a 0,02 zanjas por mente; yo creo que es bastante realista).

Donde sí hemos abierto zanja es en una oficina editorial holandesa. Sienta bien publicar en una revista respetable, sobre todo si en el pasado nos habían rechazado. Curiosamente, hasta hoy estaban las revistas que nunca me han aceptado nada y las que nunca me han rechazado nada. El que revistas "rechazadoras" se vuelvan "ex-rechazadoras" indica que nuestro trabajo va subiendo de nivel. Lo cual está bien.

Todo lo que sean experiencias nuevas es positivo (ojo, la de las seis horas de clase no lo es).

La pregunta de hoy es: ¿lleva el cansancio mental a un estado de autocomplacencia lamentable?

miércoles, 26 de octubre de 2005

Forza Ballico

Y es que una cosa lleva a otra. Acabo de recibir el enésimo mensaje de Emil Minchev insistiéndome en que sería muy bueno que publicara un artículo en su revista International Mathematical Journal. A mí me enseñaron de pequeño que no hablara con desconocidos y que no publicara en revistas sin índice de impacto (lo que ahora está viniendo a llamarse revistas "no JCR" que suena mejor), a pesar de que hay revistas altamente respetables, como Electronic Journal of Probability, que no tienen seguimiento de impacto en el JCR.

En cualquier caso, no puedo sino presumirle a Minchev una cierta simpatía, por aquello de que quién le habrá mandado hacer una revista autoeditada al pobre hombre. Qué pensará su mujer de esto, vamos.

Me he buscado la página web de la revista y he tenido dos sorpresas. Una, que había un artículo de Andrei Volodin (de la Universidad de Regina en Saskatchewan, Canadá), que nos mandamos emilios con el plan de escribir algún artículo conjunto en algún momento nebuloso del futuro cuando él visite España. Andrei es inexplicablemente prolífico; inexplicable no porque sea muy prolífico sino porque no me explico por qué ni para qué quiere publicar tantos artículos, además casi siempre escritos entre tres o cuatro personas. Como trabaja en un tema un tanto al margen del mainstream, la mayoría de su producción tiene que ir a revistas desconocidas sin índice de impacto, donde está claro además que no la va a leer nadie.

Pero a todo hay quien gane. El último número aparecido de la revista de Minchev contiene nada menos que SEIS artículos consecutivos de un tal Edoardo Ballico, de la Universidad de Trento. Lo más incongruente es que cada artículo tiene sólo dos o tres páginas. Es obvio que podría haber hecho uno de 15 páginas pero le apeteció más hacer seis. Al Sr. Minchev tampoco le ha importado publicarlos uno delante de otro.

Edoardo Ballico, según la base de datos MathSciNet de la que hablé otro día, ha escrito al menos 699 artículos, de ellos 64 publicados en 2005; teniendo en cuenta el tiempo entre la publicación y la aparición en la base de datos, esto nos da una estimación de unos 90 artículos para el 2005 (de hecho tiene 104 artículos aparecidos en 2004, este año parece que está un poco vago). Casi todos ellos de dos o tres páginas y en revistas no JCR.

¿Qué clase de sentido tiene esto?

Consultando a ojo el Science Citation Index, los últimos 100 artículos de Ballico (desde julio del 98) en revistas con índice de impacto han recibido un total de 9 citas (excluyendo autocitas). Unos 80, ni siquiera él mismo los ha citado. Como la utilidad de esta investigación es más que dudosa en términos bibliométricos, sólo cabe pensar que al hombre le basta con pasárselo bien y mandar los artículos a las revistas por medias docenas.

martes, 25 de octubre de 2005

El Quijote y los catedráticos de viento

El mundo, ese lugar a veces familiar, a veces extraño. Sobre todo cuando uno encuentra cosas como "Teoría de la (endo) lectura literaria del Quijote" de un tal Manuel Cabada Gómez, cuyo resumen, tal como aparece en un catálogo de ediciones universitarias, es el que sigue:

La endolectura no es la lectura descrita a todo lo largo de la novela cervantina, cual es la lectura quijotesca, sino ésa que, a pesar de no ser explícitamente descrita como aquella, que lo es como lectura proscrita, resulta en consecuencia ser implícitamente inscrita como la suscrita por el autor, a la vez que como la prescrita para el lector.

El libro tiene 113 páginas y cuesta sólo 13,29€, por si sobra dinero y se tiene una mesa que calzar.

En fin, que si alguien quiere apuntar palabras que acaben en "-scrita" y que como "circunscrita" se le hayan escapado al autor, yo me comprometo a enviarle un correo electrónico para que las incorpore a la segunda edición.

lunes, 17 de octubre de 2005

Fábulas chinas

Me compré en Beijing un libro de antiguas fábulas, en edición bilingüe, por 12 yuan (1,2 €). Es fascinante comparar la versión china con la inglesa ya que los textos son a menudo profundamente distintos, evidenciando la distancia entre ambas culturas.

(Lo primero que vi allí en la televisión fue un grupo de chinos con gorras de béisbol al revés, rapeando. Ya pueden ir cuidando su cultura "ancestral y milenaria", porque si no en medio siglo no quedará nada de ella. Y esto va por nosotros también.)

Por ejemplo, una de las fábulas se titula "Sospecha". Pero el título de la versión original ocupa cuatro caracteres. ¿No es sorprendente, y en algún sentido maravilloso, que 1300 millones de chinos vivan sin que en su idioma exista la palabra "sospecha"?

Por contra, las doce líneas de "Un erudito compra un burro" están condensadas, por increíble que parezca, en tan sólo 12 caracteres chinos. De ellos, los cuatro primeros dicen "Un erudito compra un burro" (esto no porque yo sepa chino, sino porque son idénticos a los del título; en la esmerada traducción, "Un día un estudioso erudito estaba comprando un burro en el mercado"). El resto ocupa 8 caracteres en chino y 10 líneas en inglés. Ante esto, sólo cabe preguntarse: ¿cuánto de la historia está implícito?

Algunas de las historias tienen un carácter parabólico muy refinado: presentan un relato muy obvio y sin ninguna sofisticación. Supongo que entonces el oyente o lector debe reflexionar para identificar en su vida situaciones en las que se comporta de una forma tan estúpida como el protagonista. Esto, sorprendentemente, funciona. La siguiente es un ejemplo:

El lord al que le gustaban los dragones

El lord She era tan aficionado a los dragones que había hecho que pintaran y esculpieran dragones por toda su casa. Cuando el auténtico dragón del cielo se enteró de esto, bajó volando y metió la cabeza por la puerta del lord She, y la cola por una de sus ventanas. Al verlo el lord huyó espantado, fuera de sí.

Esto muestra que en realidad el lord no era aficionado a los dragones. Le gustaba todo aquello que se pareciera a un dragón, pero no un dragón genuino.


Hala, rebusquen, que seguro que encuentran.

Rubia

-¿Y la Rubiona?
-La Rubiona se ha ido corriendo a un sitio donde hay muchas manzanas...

Mi sobrina Mara tiene veintiséis meses. Es difícil saber si se cree lo de irse corriendo a un sitio con muchas manzanas. Yo diría que lo acepta con cierto escepticismo, precisamente por carecer conceptualmente de una alternativa verosímil.

A mí, nunca se me hubiera ocurrido lo de las manzanas; tampoco una de esas bobadas que escriben los guionistas de cine, como "Cariño, la Rubiona se ha ido. Ahora está en el cielo de las vacas, y es muy feliz". Pero ya se sabe: las madres son más sabias.

La Rubia tenía diecisiete años; para mí es como si hubiera estado allí desde el principio de los tiempos, lo cual, claro, es literalmente cierto.

viernes, 14 de octubre de 2005

Anuncio vespertino

Lo bueno de ser autor de algo (aunque sea poco) es que uno puede hacerse publicidad y anunciar sus apariciones sociales.

El próximo jueves 20 de octubre, a las 14:30, estaré en la Facultad de Ciencias de la Autónoma de Madrid, contando una charla con el título

"La ley de los grandes números para combinaciones convexas en un espacio métrico"

Un tema fascinante que hará las delicias de grandes y pequeños en una inolvidable sobremesa donde no han de faltar los habituales juegos y sorpresas.

martes, 11 de octubre de 2005

Vaya sorpresa

He descubierto por casualidad que le han dado el Nobel de Economía a Robert Aumann. Ha sido leyendo el periódico, o sea, por casualidad. Entré a hacerme una fotocopia del DNI y me compré El Comercio: ¿quién se resiste a un titular como Los administradores concursales ven "poco menos que imposible" la viabilidad del Sporting en Segunda?

De entre los autores que cito habitualmente o que están en el árbol genealógico de mi trabajo, ya había recibido el Nobel el canadiense Debreu. Lo que yo he heredado de Aumann y Debreu es el concepto de integral de una función cuyos valores no son puntos sino conjuntos (o esperanza de un conjunto aleatorio, en lenguaje probabilístico), aunque de hecho el primero en desarrollar esa idea parece haber sido el japonés Hiroshi Kudo en 1954. Hay miles de referencias a la "integral de Aumann", vaya usted ahora a explicar a todo el mundo que esa atribución es incorrecta y que habría que decir "integral de Kudo"...

Hace dos años recibieron el Nobel de Economía Engel y Granger, los introductores de los modelos ARCH (que significa "autorregresivo y condicionalmente heterocedástico"). Yo acababa de llegar a Zaragoza y allí todo el mundo se alegró mucho, por lo que les tocaba. Lo cierto es que yo hoy he experimentado lo mismo... excepto que a Aumann le han dado el premio, parece ser, por unas contribuciones a la Teoría de Juegos con unos matices claramente militaristas que me dan bastante asco. Para qué negarlo.

jueves, 6 de octubre de 2005

En la Muralla China

Xiang Li me acaba de mandar unas fotos de mi visita a la Muralla China. En esta foto no se aprecia lo empinados que son algunos tramos (un poco allá a lo lejos).

Es una buena oportunidad para aprender a subir fotos al blog, así que...

Lista de libros garantizados

Hoy me apetece reseñar un libro, pero no encuentro ningún libro que me apetezca reseñar. En cambio, sí que se me ocurre hacer una lista de libros "garantizados". Ojo, no garantizo que sean buenos ni que le vayan a gustar o que yo esté de acuerdo con lo que se dice en ellos, ni siquiera le recomiendo que los lea. Pero de alguna forma les encuentro una elusiva cualidad que sirve como "garantía" de que los autores pensaron primero y escribieron después. Lo que no es nada común: a mí, fingir que pienso, a la vez que escribo, ya me supone suficiente esfuerzo.

Estos son algunos libros que garantizo:

S. Gordon: "Historia y filosofía de las ciencias sociales"
J. Gray: "Ideas de espacio"
D. Hofstadter: "Gödel, Escher, Bach"
H. Jeffreys: "Theory of Probability"
S. Kauffman: "Investigaciones"
I. Lakatos: "La metodología de los programas de investigación científica"
J. M. Sánchez Ron: "Historia de la Física Cuántica I"
G. Ste. Croix: "La lucha de clases en el mundo griego antiguo"

Y aquí les pongo también una lista de libros que no garantizo, aunque tienen otras cualidades que los hacen destacables:

J. M. Bernardo, A. Smith: "Bayesian theory"
K. Popper: "La lógica de la investigación científica"

Iré incorporando más información poco a poco.

miércoles, 5 de octubre de 2005

Loco por el tren

Esta mañana, en una reunión del grupo de investigación, surgió la siguiente pregunta: Desde el "punto de vista filosófico" (en el contexto de redes de discusión ciudadana que tendrían por objeto la emergencia de ideas para la resolución de problemas complejos en el ámbito de la toma de decisiones públicas), ¿qué garantiza una mayor diversidad: un único idioma o varios?

¿Sería la humanidad más apta para resolver sus problemas si avanzamos hacia un solo idioma común, o no? La postura de mi jefe es que "poco se perdería" en ese contexto si alcanzáramos una lengua universal (a la que podríamos llamar chino pinyin, por ejemplo; esto es un añadido mío).

Esto me recuerda una historia muy interesante que ilustra lo que pienso al respecto. Se basa en un resumen de una sentencia aparecida en la sección de derecho del Times. Yo me compraba el Times todos los martes para leer la sección de derecho ya que la perspectiva anglosajona del derecho es tan distinta de la nuestra que sólo leerlo ya es un pasatiempo. Como hace unos cuantos años, no recuerdo los detalles con toda claridad así que me inventaré los que quiera.

Resulta que un señor iba y venía del trabajo en tren todos los días. Al reemprender la marcha, el tren emitía un fuerte pitido al que este señor era muy sensible y que le desquiciaba, llegando con el paso de los años a encontrar insoportable la perspectiva de sufrir ese sonido día tras día. Se había venido dirigiendo repetidas veces a la compañía ferroviaria para pedir que eliminaran o amortiguaran el molesto pitido, con el mismo éxito que ustedes se están imaginando.

Hasta aquí todo parece una historia de clientes tocapelotas que se suele decir, pero hete aquí que, en un repentino giro de los acontecimientos, el señor sufre un desequilibrio y se niega a ir a trabajar. Termina sometido a tratamiento psiquiátrico durante un tiempo, pierde su trabajo, la felicidad familiar se resiente, etc. Él sabe qué es lo que le trastorna, así que lo que hace cuando se recupera es demandar a la empresa ferroviaria por daños y perjuicios.

Durante el juicio, se establece que el insidioso pitido había avanzado hasta atrincherarse en el centro de la psique de ese señor: su mujer declara que estaba obsesionado con ese sonido y se prueba que él había asistido infructuosamente a varias entrevistas de trabajo con el único objeto de evitar tomar el tren, aun perdiendo en salario. Según los informes psiquiátricos es una persona perfectamente normal a excepción de esa situación de sufrimiento cotidiano; no tiene antecendentes familiares de desórdenes psíquicos y no hay ninguna otra causa aparente que justifique su trastorno. Además, al dejar de ir al trabajo en la etapa de tratamiento, se observó una recuperación rápida y sin problemas. Incluso la compañía ferroviaria, al cabo de las apelaciones, termina admitiendo más o menos abiertamente que son ellos los que le han vuelto loco.

Los hechos son clarísimos, nadie tiene ninguna "duda razonable" sobre lo que ocurrió y ni siquiera la parte demandada se molesta ya en negarlo. Pero él pierde apelación tras apelación. ¿Por qué? Curiosamente, ambas partes fundan su estrategia jurídica en el mismo punto: el artículo de la legislación comunitaria que regula la responsabilidad del transportista (la ley aplicable de máximo rango). Éste viene a decir que el transportista es responsable de las lesiones ocasionadas a los viajeros durante el viaje o como consecuencia de haberlo efectuado si éstas hubieran podido evitarse de actuar el transportista con una diligencia y seguridad razonables, las causadas por riesgos ocultos que no se comunicaron al viajero, etc.

Puesto que se ha establecido que la causa directa es la exposición reiterada a ese sonido, argumenta el demandante, y también está probado que yo he hecho todo lo posible para evitar ese daño (informando a la compañía, buscando otro trabajo...) mientras que la empresa no ha hecho nada (no ha cambiado el sonido, no ha encargado un estudio sobre las posibles consecuencias a largo plazo en los viajeros), son ustedes responsables y, ya que me han vuelto loco, por lo menos páguenme tantas y tantas libras.

Y viene a decir la parte demandada: Mire, nosotros admitimos que usted se ha vuelto loco por nuestra culpa. Pero si lee cuidadosamente el artículo, verá que se refiere a lesiones sufridas por los viajeros. Como volverse loco no es una lesión, no tenemos responsabilidad alguna: una lesión es un daño físico, mientras que sus daños psicológicos no están causados por ningún daño físico en ninguna parte de su cerebro. La única lesión que usted podría tener es haberse quedado parcialmente sordo por la intensidad del pitido.

Un examen médico a petición del juez determinó que el demandante tenía los oídos en perfecto estado; y la jurisprudencia británica indica efectivamente que de un daño psicológico no se puede deducir que haya daños físicos en el cerebro. Resultado: no hay daños físicos, no hay lesión, denegación de la demanda.

Esta historia ilustra la idea que tiene el derecho anglosajón de lo que significa "el espíritu de la ley". En ningún momento se planteó discusión sobre qué daños pretendían los legisladores que quedaran cubiertos y si los daños psicológicos probados entran o no en esa categoría, sino cuál es la definición técnica de la palabra "lesión" que aparece en la ley y si los daños psicológicos cumplen o no esa definición.

Ahora todo el mundo espera que pase a la moraleja: que diga que "el espíritu de la ley" en inglés y "el espíritu de la ley" en español se refieren al mismo concepto -al espíritu de la ley- pero con matices profundamente distintos que quedarían destruidos si uniformizáramos el lenguaje. Que la máxima diversidad de ideas sólo puede salvaguardarse garantizando los matices de pensamiento que se reflejan en el lenguaje materno de cada grupo cultural.

Pero no, porque a mí me encantan las vueltas de tuerca y aún no he contado el final de la historia; de hecho sólo he llegado al punto en que la historia estaba antes de la sentencia firme, que es a la que se refiere el Times. Verán, para su última apelación este señor cambió de abogado y ganó el juicio, obligando a la compañía a pagarle daños y perjuicios.

La solución del nuevo abogado es tan brillante y tan creativa que es elegante en el sentido que damos los matemáticos a la palabra (lo cual es un gran cumplido: ¡qué cosas!, el derecho no está exento de elegancia...)

Ustedes se preguntarán: ¿Cómo logró demostrar que había habido lesión? No lo hizo: la legislación comunitaria se publica en varios idiomas, por pura necesidad; por supuesto, la traducción es competente, así que no cabe esperar ningún problema de aplicación porque algo esté "mal traducido", pero la redacción original del texto prevalece sobre cualquiera de las traducciones. Resulta que en este caso, el texto original era en francés y eso significa que en lugar del inglés injury se utiliza la palabra francesa dégât. Les pongo las definiciones para que comparen:

Injury (Wordnet): Cualquier daño físico al cuerpo causado de manera violenta, por accidente, por fractura, etc.

Dégât (Academia Francesa): Daño o deterioro ocasionado por un accidente o una causa violenta.

Yo vengo traduciendo "injury" por "lesión" pero en español sólo sabría traducir "dégât" como "daño" porque creo que no tenemos una palabra tan específica.

El argumento del nuevo abogado era: 1) La palabra francesa no tiene de por sí la connotación de daño físico que tiene su equivalente inglés. 2) Como el texto francés prevalece sobre el inglés, lo que cuenta es la jurisprudencia francesa y no la inglesa al respecto de la palabra en cuestión, es decir, si un daño psíquico (llamésele psychical damage o dommage psychique) se admitiría jurídicamente en Francia como "dégât" independientemente de que fuese o no admitido como "injury" en el Reino Unido.

Al presentar abundantes precedentes en ese sentido, el tribunal dio finalmente la razón al señor que se había vuelto loco por el tren, admitiendo explícitamente que "el espíritu de la ley" cuya redacción estaba en francés era el espíritu "francés" de la ley.

Lo irónico de la historia es que llegaron a esa conclusión aplicando su propia definición del espíritu de la ley y no la francesa: se quedaron con el espíritu inglés de la ley francesa, sin importarles un pimiento la intención de los legisladores.

Hala, ahora ya pueden poner la moraleja.

lunes, 3 de octubre de 2005

"Save the kilogram"

Seguro que no saben (yo tampoco lo sabía) que las unidades eléctricas del Sistema Internacional fueron redefinidas en 1990 en términos de mediciones basadas en el efecto Josephson y en el efecto Hall cuántico. Ustedes se preguntarán qué tiene esto que ver con el mundo real, aparte por supuesto de que, desde hoy, cuando compren una plancha podrán preguntarle al vendedor: "Y esto, ¿es en watios viejos o nuevos?", y contarme lo que les contesta.

Para poner esto en términos prácticos, tiremos del hilo recordando que un watio es (o sea: era, ya no es) una potencia de un julio por segundo; un julio es el trabajo realizado por una fuerza de un newton a lo largo de un metro; y un newton es la fuerza necesaria para comunicar a una masa de un kilogramo una aceleración de un metro por segundo cuadrado. ¿Encuentran algo que les sobre en esta definición? ¿No? Pues los metrólogos sí lo encuentran: el kilogramo.

Porque el kilogramo, a estas alturas del siglo XXI, sigue siendo la masa de un cilindro de platino e iridio guardado en una vitrina o similar en la Oficina de Pesas y Medidas de París. Esto, razonan ellos, es impermisible. (No se descarta que la administración Bush esté dotando de financiación especial al National Institute of Standards and Technology con la esperanza de arrebatarle a Francia la definición del kilogramo, después del éxito obtenido con las patatas fritas).

Así como el segundo ya no es "el tiempo que una persona tarda en suspirar, aproximadamente" ni "el tiempo que tarda la Tierra en dar un trocito de vuelta alrededor del Sol" y se define a partir de la frecuencia de un fotón emitido en una transición energética de un átomo de cesio-133; y el metro ya no es "la diezmillonésima parte del cuadrante de un meridiano terrestre" sino que se define a partir de la distancia que recorre la luz en un segundo, ¿a qué está esperando el kilogramo para modernizarse? El kilogramo no está basado en ninguna constante de la naturaleza, lo cual está muy feo, y se ha constatado que a lo largo de un periodo de décadas la masa del cilindro patrón se ha modificado en varios microgramos.

Pueden encontrar aquí las nuevas definiciones de kilogramo que se proponen, por si el enlace no es público les explico que se está dudando si un kilogramo debe ser la masa de un cuerpo en reposo cuya energía equivalente es la de una colección de fotones cuyas frecuencias suman 135 639 274 septillones de hercios o bien la masa de unos 50,18 cuatrillones de átomos de carbono-12 en reposo en su estado fundamental.

Los lectores avezados en física (o sea: a nivel de instituto) se darán cuenta de que la primera definición en discordia se basa en la constante de Planck, y los familiarizados con la química al mismo nivel de que la segunda se basa en la constante de Avogadro (que actualmente se mide a partir de la constante de Faraday, lo que nos devuelve al mundo de la física y al uso de las nuevas unidades eléctricas para calibrar masas).

Un reciente trabajo británico estima que en 10 ó 20 años las mediciones de la constante de Planck tendrán una incertidumbre inferior en un orden de magnitud a las variaciones conocidas en el cilindro patrón, momento en el cual la humanidad pasaría a pesar las cosas en septillones de hercios y se postularía también el abandono de la nomenclatura "kilogramo".

Quizás lo llamen "kilobush de la libertad".

viernes, 30 de septiembre de 2005

Curioso, curioso

Está visto que perder el tiempo es lo más fácil del mundo. Y una de las formas más fascinantes de perder el tiempo para un matemático es la recientemente incorporada función "Mathematical Reviews Collaboration Distance" en la base de datos de la AMS (Sociedad Matemática Estadounidense), que se nutre de las reseñas aparecidas desde 1942 (creo) en Mathematical Reviews.

Con sólo introducir dos nombres, este sabroso juguetito devuelve el camino más corto de un autor a otro, a través de artículos escritos con coautores comunes. En su versión más popularizada y mediática, el juego es enlazar dos actores a través de películas comunes: por ejemplo, debe de existir una cadena razonablemente corta entre Santiago Segura y Frank Sinatra (Santiago Segura ha trabajado con Wesley Snipes, y Wesley Snipes con Alan Alda, y voilà, ahí se acaba mi sabiduría cinematográfica).

Al principio uno usa el juguetito de forma obvia: ¿cuál es mi número de Erdös? (4; yo creía que 5) ¿Y Einstein? (6; esto está claro ya que sabía que Einstein tiene número de Erdös 2)

Luego mete los nombres de amigos y conocidos, al estilo ¿cuál será mi número de Cárcamo? Cuando se le acaban los amiguetes, vuelve a los famosos, pero cuanto más famosos mejor: Stephen Hawking, 6. Vamos a ver... William H. Gates... ¡5! ¡Horror!

Al final, uno termina metiendo todos los nombres que se le ocurren, incluso categorías inconcebibles como "matemáticos famosos de la historia" (destacando Kolmogorov, 5) o "físicos teóricos que sean escritores de ciencia-ficción" (en ese terreno la leyenda urbana de los 6 grados de separación ya no se cumple: Gregory Benford, 9).

Pero hoy se me ocurrió la búsqueda definitiva: ¿habrá una cadena uniéndome a Isaac Asimov, quien por prolífico que fuera nunca escribió nada remotamente matemático? (y aquí incluyo específicamente la psicohistoria y sus "naturalistas" descripciones del trabajo de los matemáticos en las últimas novelas de la Fundición).

Aunque no tenía esperanza de obtener resultados positivos, sí descubrí que Asimov escribió el prólogo para la edición revisada de la "Historia de las Matemáticas" de Carl Boyer (1989); eso parece un eslabón legítimo. Pero Boyer, de acuerdo con Mathematical Reviews, nunca escribió trabajos con coautores... Mi gozo en un pozo...

Es entonces cuando la intuición se abre paso: por macabro que parezca, ¿cuándo murió Boyer, antes o después de 1989?

De hecho, Mathematical Reviews recoge reseñas de su muerte, acaecida en 1976... ¡luego hubo una tercera persona que metió mano en ese libro, la que revisó el libro para su segunda edición! Pues bien, esa persona se llama Uta Merzbach (además escribió el nuevo prefacio) y, sí, hay una cadena de 8 eslabones que nos conecta, lo cual implica que hay una cadena de 9 eslabones entre Isaac Asimov y yo.

Hay que ver. "Así son las cosas y así se las hemos contado", que decía uno al que luego echaron para poder pagarle 1000 millones de pesetas.

PD para mi amiguete Andrés: Que sepas que, por lo tanto, Isaac Asimov tiene un número de Erdös de 5 (ya que el de Merzbach es 4), mientras que tu número de Erdös es infinito, como el de un mortal cualquiera... Qué dolor, qué dolor...

FAQ

He aquí un borrador rudimentario de las FAQ de este blog:

P: ¿Quién es Pedro Terán?
R:
Pedro Terán soy yo.

P: ¿Qué es la memoria histórica? ¿Qué son las personas humanas?
R:
Me alegro de que me haga esa pregunta, porque yo llevo un tiempo preguntándomelo (desde que escucho tertulias radiofónicas). Podríamos contestar simplemente que "eso es semántica".

P: ¿Qué opinará tu jefe de este blog?
R:
Que estaría mejor dedicándome a la e-cognocracia, que es lo que le renta a él. Aprovecho a mandarle un saludo desde aquí: ¡Hola, Josemari, ya ves de qué forma ingeniosa te hago publicidad del constructivismo cognitivo!