El Príncipe de Wei decidió invadir Handan, capital del estado de Zhao. Aunque Qiliang estaba de viaje cuando se enteró de esto, regresó de inmediato y, sin siquiera cambiarse de vestimenta o cepillarse el polvo del cabello, acudió a presencia del rey.
Mientras regresaba -le dijo- me crucé en el monte Taihang con un hombre que cabalgaba hacia el norte. Me dijo que iba al estado de Chu.
-En ese caso, ¿por qué te diriges al norte? -le pregunté.
-Va todo bien. Tengo buenos caballos -fue su respuesta.
-Puede que tus caballos sean buenos, pero vas en la dirección equivocada.
-Bien, tengo dinero de sobra.
-Puede que tengas mucho dinero, pero vas en la dirección equivocada.
-Bien, mi cochero es excelente.
Le dije:
-Cuanto más rápidos sean tus caballos, más dinero tengas y mejor sea tu cochero, tanto más te alejarás del estado de Chu.
Reseña de Vecovurt, de Alba Ramírez Guijarro
Hace 2 horas
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