martes, 20 de diciembre de 2005

Otra china

El Príncipe de Wei decidió invadir Handan, capital del estado de Zhao. Aunque Qiliang estaba de viaje cuando se enteró de esto, regresó de inmediato y, sin siquiera cambiarse de vestimenta o cepillarse el polvo del cabello, acudió a presencia del rey.

Mientras regresaba -
le dijo- me crucé en el monte Taihang con un hombre que cabalgaba hacia el norte. Me dijo que iba al estado de Chu.

-En ese caso, ¿por qué te diriges al norte? -le pregunté.
-Va todo bien. Tengo buenos caballos -fue su respuesta.
-Puede que tus caballos sean buenos, pero vas en la dirección equivocada.
-Bien, tengo dinero de sobra.
-Puede que tengas mucho dinero, pero
vas en la dirección equivocada.
-Bien, mi cochero es excelente.

Le dije:

-Cuanto más rápidos sean tus caballos, más dinero tengas y mejor sea tu cochero, tanto más te alejarás del estado de Chu.

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