martes, 13 de diciembre de 2005

Al rico indicativo

Al poco de empezar a hacer radio, tuve que preparar un cursillo breve al estilo "ciego guía ciego" para una oleada de gente que entró en el taller a la vez (los procesos de Poisson tienen estas cosas). La mayor parte del material que me dieron para prepararlo nunca me sirvió para nada (o yo nunca supe convertirlo en algo útil), pero había unas fotocopias de un libro con varios detalles curiosos que recuerdo.

Entre ellas estaba la seria recomendación de no utilizar nunca en antena términos técnicos del mundo de la radio. Por ejemplo, nunca decir "en antena" como yo acabo de hacer. La razón es que la mayoría de los oyentes desconocen el sentido de esos términos, así que es un ejercicio de pedantería como cualquier otro. Si no, prueben "indicativo", "careta", "regleta" o "revox".

Se desaconsejaban también esas típicas presentaciones enrolladas de "Les saludan Fulanito en los controles técnicos y Menganito en locución" (lo cual es comprensible en lo que toca a la locución).

Este consejo no se sigue a menudo: todos hemos oído hasta la saciedad términos como "en directo", "en el aire", "sintonía", "cabecera", "jingle", "guión", etcétera.

Ayer mismo oí a Manel Fuentes mencionar varias veces el guión, lo cual es de bastante mal gusto. No sé qué clase de complicidad con los oyentes se cree que se gana insistiendo e insistiendo en que uno lee los chistes de un papel que le han escrito otros.

Es también corriente en el programa de Fermín Bocos hacer referencias a la música de fondo de su sección de "adelanto de la prensa". También presuntamente, esto contribuye al ambiente distendido.

Mi opinión es que los mecanismos invisibles deben ser invisibles, aunque uno crea que es más guay o deconstructivo hacerlos visibles. Nadie se imagina la siguiente línea de diálogo en una película: "¡Qué iluminación tan magnífica, cómo resalta tus rasgos!" O, en una novela, un político no podría decir: "Mis ideas llegan mejor a los ciudadanos con la ayuda de mis asesores y gracias al trabajo del corrector de estilo y a las atinadas sugerencias del editor".

La situación es de hecho terrible. La semana pasada oí tres veces mentar el reverb, y si encendemos la televisión parece que uno no pueda enterarse de nada sin saber lo que es el prime time, el formato y hasta el chroma, el prompter y los frames.

Este fin de semana vi atónito en un concurso de lo más idiota que el presentador decía "Ahora viene la prueba del no sé qué, ya sabéis que os pongo un frame y vosotros tendréis que adivinar a qué anuncio pertenece". Luego: "Vamos con el siguiente frame". En otra parte, Juan Ramón Lucas protagonizó la parte mala del siguiente diálogo:

-Y cuéntanos, ¿ahora a qué te dedicas?
-Pues ahora me dedico a vender formatos.

Todo esto me lleva a ese chiste tan memorable que uno de Gijón/Oviedo contaría de la siguiente forma:

-¿Sabes la diferencia entre solución y disolución?
-No.
-Pues que disolución es meter a uno de Oviedo/Gijón en ácido sulfúrico, y solución es meterlos a todos.


Pues eso, que hay que buscar una solución.

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