martes, 11 de octubre de 2005

Vaya sorpresa

He descubierto por casualidad que le han dado el Nobel de Economía a Robert Aumann. Ha sido leyendo el periódico, o sea, por casualidad. Entré a hacerme una fotocopia del DNI y me compré El Comercio: ¿quién se resiste a un titular como Los administradores concursales ven "poco menos que imposible" la viabilidad del Sporting en Segunda?

De entre los autores que cito habitualmente o que están en el árbol genealógico de mi trabajo, ya había recibido el Nobel el canadiense Debreu. Lo que yo he heredado de Aumann y Debreu es el concepto de integral de una función cuyos valores no son puntos sino conjuntos (o esperanza de un conjunto aleatorio, en lenguaje probabilístico), aunque de hecho el primero en desarrollar esa idea parece haber sido el japonés Hiroshi Kudo en 1954. Hay miles de referencias a la "integral de Aumann", vaya usted ahora a explicar a todo el mundo que esa atribución es incorrecta y que habría que decir "integral de Kudo"...

Hace dos años recibieron el Nobel de Economía Engel y Granger, los introductores de los modelos ARCH (que significa "autorregresivo y condicionalmente heterocedástico"). Yo acababa de llegar a Zaragoza y allí todo el mundo se alegró mucho, por lo que les tocaba. Lo cierto es que yo hoy he experimentado lo mismo... excepto que a Aumann le han dado el premio, parece ser, por unas contribuciones a la Teoría de Juegos con unos matices claramente militaristas que me dan bastante asco. Para qué negarlo.

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