miércoles, 28 de noviembre de 2007

Lo que es un límite

He encontrado este blog (de Rmcantin) por un comentario en el de Ángel, tiene algunas entradas muy interesantes como las siguientes:

Un vídeo del conjunto de Mandelbrot muy majo, de verdad.

Un vídeo de Apocalyptica tocando el "Nothing else matters" de Metallica, muy recomendable para oír una versión que respeta a la original, no como la de Lucie Silvas.

Una entrada con la que no estoy de acuerdo, ya saben lo que valoro la amistad y que siempre abro mis brazos a los demás con todo mi amor. Sin embargo, hoy sólo apuntaré que "si no sabes lo que es un límite, no te metas en discusiones".

martes, 27 de noviembre de 2007

Salgo a comer y

me paso por el Cortinglés, donde descubro que el mes pasado salió una edición de "bolsillo" del clásico Gödel, Escher, Bach de Douglas Hofstadter.

18 euros.

Si tienen un sobrino de 14 años, regalénselo. Yo lo leí a esa edad y nunca podré agradecerlo bastante.

18 euros, oigan. Como para no creérselo.

Dos iguales para hoy

Afotos tomadas en Barbastro este fin de semana.


lunes, 26 de noviembre de 2007

Abundando

En un comentario a la entrada anterior, decía que "es una pena que los críticos literarios no renueven sus herramientas de análisis de acuerdo con el avance de la ciencia". Esto era con sarcasmo, lo aclaro a la vista de otro comentario posterior de Instantón ya que conozco sus ideas sobre la crítica de CF.

Decía Julián Díez en otro lugar de ese mismo número de Hélice que

También hay descripciones del viaje espacial o de los procesos de terraformación, que supongo que se habrán quedado igualmente obsoletas en parte, y que tendrán por otro lado atractivos puntos visionarios y anticipativos (...) Por mi parte, me dedico a hacer reseñas literarias, así que esas otras cualidades me traen un poco sin cuidado.

"Me dedico a hacer reseñas literarias" suena muy parecido a "Entonces el protagonista entra en un casino; aparentemente, un casino es un lugar donde la gente se juega dinero. Pero como yo me dedico a hacer reseñas literarias y no he estado nunca en un casino, toda esa parte de la novela me trae un poco sin cuidado". Supongo que esto es más cercano a lo que a él (Instantón) le preocupa.

A mí, siendo que este enfoque de la crítica literaria me parece bastante lamentable, me horroriza más la actitud hacia la ciencia que se manifiesta "aquí y allí".

Por una parte, se le ríe la gracia a cualquier espabilado que meta palabros científicos con el mero propósito de epatar a quien no los conoce. Recuerdo haber oído una vez a mi hermano hablar con una mujer que estaba arando (mi hermano dejó el instituto a los 15 años) y decirle que los ajos eran "plantas bípedas y tricórnicas". La señora respondió: "Ay, hijo mío, yo como no fui a la escuela...".

Lo que no entiendo es que una persona pueda acabar la educación superior -y dedicarse después profesionalmente al lenguaje- con unas tragaderas suficientes como para eso y más. Aparentemente, lo único que aprendieron fue a trocar el "Yo no fui a la escuela" por un mimético "El emperador va vestido".

Ahí está el caso, especialmente sangrante, de Agustín Fernández Mallo, que en lugar de ser tratado como lo que es, es saludado como "uno de los miembros más destacados de su generación" o se habla de "esa magia especial e inexplicable que preña todo lo que toca este inclasificable espécimen literario gallego".

(Leer a alguien con la cabeza amueblada como Vicente Luis Mora haciendo el pánfilo de esta forma es sencillamente deprimente; ¿qué no harán otros?)

Por la otra parte está el reconocimiento de que la cultura científica está explícitamente excluida de "lo serio". Por poner un ejemplo, vean el siguiente párrafo de un trabajo publicado en las Actas del VI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (1977), que se refiere a Tiempo de silencio:

"La formación científica del autor y de su protagonista nos vale a veces expresiones demasiado especializadas cuyo uso resulta algo pedante".

De la página primera de Tiempo de silencio:

"Yo miraba por el binocular y la preparación no parecía poder ser entendida. He mirado otra vez: «Claro, cancerosa». Pero, tras la mitosis, la mancha azul se iba extinguiendo. (...) Las mitosis anormales, coaguladas en su cristalito, inmóviles -ellas que son el sumo movimiento-."

¿Dónde estará lo pedante? ¿Será que esta señora no sabe lo que es la mitosis? ¿Acaso nos contestaría: "Es que yo no fui a la escuela"?

No seremos nosotros quienes no critiquemos alguno de los excesos estilísticos de Luis Martín Santos; pero si por pedante hemos de tener el episodio de los calamares,

"Gracias a la potente fritada y al poder calórico que el aceite hirviendo alcanza los ésteres volátiles de la iniciada putrefacción de los calamares son totalmente consumidos (cual compuestos termolábiles que son) y la materia, así transformada, se ingiere sin peligro alguno y con evidente delicia",

¿qué pensaremos de la tesis de la autora, de que Tiempo de silencio se puede interpretar como "un intento para comprender al enfermo mental y la primera fase de un psicoanálisis que el autor concibe como un proceso dialéctico que debe desarrollarse en tres fases"? ¿Y de su descripción del prostíbulo como "un centro órfico y ritualizado"?

¿Serán realmente "mitosis" y "termolábil" términos "cuyo uso resulta algo pedante", mientras que se deberá considerar la novela en su conjunto una "obra clave de la novelística de lengua española" de "atmósfera joyceana" y con "alusiones mitológicas, torrencial acumulación descriptiva, barroquismo de lo más insólito" y "neologismos inspirados del inglés" como "gentleman-farmer Muecasthone", todo lo cual, por supuesto, no es pedante sino "capaz (...) de transformar nuestra visión y concepción del mundo"?


En suma, igualmente lamentable es la exclusión de la ciencia y lo científico del ámbito de la cultura (o, para ser debidamente exactos, el extendido fingimiento de que la ciencia y lo científico no pertenecen al ámbito de la cultura) que la sonrisa connivente o la palmadita en la espalda para con quien usa presunta terminología científica sin ton ni son, como puro gimmick mercadotécnico o para afectar superioridad intelectual desde la oscuridad y el sinsentido.

Acuérdense de los ajos bípedos y tricórnicos. Es un buen consejo.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

De nuevo en el Prytania, las luces apagadas y...

Mi Prytania es Revista Hélice. Reflexiones críticas sobre ficción especulativa.

Cada número me produce más horror que el anterior.

Pero no creo que nada pueda igualar la memez de la siguiente frase, perteneciente a un artículo sobre el tema del amor en el novelista Christopher Priest:


Y, de este modo, llegamos a la interpretación de la información a través de la realidad percibida en un continuo espacio-tiempo que Priest interpreta de una manera no lineal.


(El holograma, tío, te falta el holograma.)

Fichero para AEDSIM

Fichero

martes, 20 de noviembre de 2007

Afotos de Portugal

Si es que una tarde da para todo tipo de imágenes...




Cuatro (X)

En esta ocasión, cuatro chicas cantarinas.

1. Diablo Swing Orchestra - Ballrog boogie. La sueca Ann-Louice Lögdlund es sólo la última de las cantantes con formación clásica en saltar a la arena guitarrosa. Pese a la evidente sobreexplotación de ese nicho comercial, consigue sonar como si fuera la primera y encaja perfectamente en el sonido del grupo. Un primer disco muy fresco y sorprendente, aunque irregular.

2. Stream of Passion - Nostalgia. Marcela Bovio, como Astrid más abajo, es uno de los descubrimientos del guitarrista y teclista holandés Arjen Lucassen. Marcela, que cantaba en un grupo mexicano desconocido internacionalmente (y puede que nacionalmente también), ganó un concurso de talentos para interpretar uno de los personajes protagonistas en la grabación de la opera rock The human equation. A continuación, los dos se montaron un grupo para explotar tanto las posibilidades vocales de la chica como el dichoso nicho de que hablaba antes. Ay, qué cruz.

3. The Gathering - You learn about it. La holandesa Anneke van Giersbergen es una de mis debilidades, a la que perdono hasta pasarse al pop. Ugh. No digo más.

4. Ambeon - High. Arjen Lucassen grabó este disco con la
vocalista Astrid van der Veen, a la sazón de 14 años de edad. (De regalo, lo que anda haciendo ahora con theEndorphins; suena muy mal, ¿a quién se le ocurre distorsionar en una maqueta?)


Como siempre, para escuchar las canciones que Bliss me ha pisado antes de que las pusiera yo :p, hay que pinchar en el título.

jueves, 15 de noviembre de 2007

La cosa educativa

Me manda Bliss este enlace.

Es muy instructivo leer los comentarios, prácticamente todos con "x votos a favor, 0 votos en contra". Al margen de que la universidad española vaya bien o mal, cuando salen determinados temas en Internet uno deja de creer en la factibilidad de la democracia.

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"muchois presumen de su cercania al alumno(jajajja)"

Como yo, que el lunes mismo me quedé sin comer por atender a una alumna fuera del horario de tutorías.

martes, 13 de noviembre de 2007

Redundando (o no)

Me decía Bliss ayer que la entrada del índice de impacto, al no haberme avenido yo al final a glosar mis autobombos anteriores uno detrás de otro, más que una entrada contra algo parecía una entrada contra mí mismo.

Pero se me ha ocurrido que mejor va a ser dar la siguiente información que no tiene que ver conmigo.

La AMS (Sociedad Matemática de EE.UU.) tiene una base de datos online en la que se guarda constancia de gran parte de los trabajos matemáticos que se publican en el mundo. Se hace una reseña del contenido de gran parte de los artículos indexados y hace unos años se empezó a almacenar también la lista de referencias de los artículos publicados en algunas revistas. Estas revistas incluyen: las mejores revistas, las revistas publicadas por la AMS (tontos no son), algunas revistas seleccionadas por áreas específicas y algunas revistas seleccionadas por países. Ellos las llaman "revistas de referencia".

(No es necesario aceptar que esas son "las" revistas de referencia, ya que lo lógico es que la lista tienda a ir engordando y ellos seguirán llamando "revistas de referencia" a todas las que salgan en su lista)

Pues bien, las estadísticas de los artículos más citados en esas revistas en el 2006 son (número de citas y año de publicación):

72-1992*
64-1973
53-1983
47-1979
45-1986
43-1993
43-1987
42-1997**
41-1988
40-1948***

Notas:
* Para hacerse una idea de la diferencia de magnitud entre este número de citas y el que puede aparecer usando la base de datos del ISI, decir que el número de citas a este trabajo según el ISI es: 75 en 2006 y 699 en sus quince años de historia.
** Publicado en 1997 pero pertenece a un encuentro celebrado en 1993.
*** Este es el trabajo de Claude Shannon sobre la entropía.

La antigüedad media es de 23'4 años, la mediana 19'5, y el más reciente de 9 años. Y el trabajo de Shannon (1948) recibió más citas en 2006 que cualquier trabajo publicado entre 1998 y 2005.

Lo que me reafirma en que la información que contiene el índice de impacto (y sus familiares) en según qué áreas es virtualmente nula.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Entrada dedicada a los fans del índice de impacto

Vamos a demostrar con un caso práctico la falta de sentido que puede tener el índice de impacto y sus familiares como medida de la calidad científica.

Para ello, hemos entrado en la página del ISI, hemos puesto un nombre al azar (el primero que se nos ocurrió), hemos dado a la manivela y hemos hecho cuatro cuentas con los datos que nos salieron.

Índice de impacto (nºcitas en los dos años posteriores/ nºartículos con al menos dos años de antigüedad): 0'75.
Eliminando las autocitas: 0'167.


A la vista de estos datos, los gurús de la calidad en la universidad nos dirían que este hombre u hombra es un inútil (cosa que desde aquí no excluimos a priori, desde luego) porque sus artículos tienen muy pocas citas, de hecho no hay ni una cita por artículo. Además, la mayoría de esas citas se las hace a sí mismo, evidenciándose que su investigación tiene un insignificante interés (se deduce de los datos que al menos 5 de cada 6 artículos no reciben ninguna cita de otro investigador en los dos años siguientes a su publicación).

También podemos calcular el

Índice de Hirsch: 2 (al menos 2 artículos con 2 citas pero menos de 3 artículos con 3 citas).
Eliminando las autocitas: 1.


Es decir, que como máximo un artículo suyo ha recibido dos citas de otros.

Bueno, esta es la parte de "Así se las hemos contado".

También podemos extraer una información más detallada del ISI:

Número de artículos: 17.

Artículos sin ningún tipo de cita: 7/17.
Artículos con autocitas pero sin citas ajenas: 6/17.
Artículos citados por otros investigadores: 4/17.

Número total de citas: 16. De las cuales,
Autocitas: 12.
Citas ajenas: 4.

Índice de impacto de este ser (nºcitas en los dos años posteriores/ nºartículos con al menos dos años de antigüedad): 8/12 = 0'75.
Eliminando las autocitas: 2/12 = 0'167.


Ahora bien, a la vista de que el horizonte usado para calcular el índice de impacto es de dos años, también merece la pena señalar lo siguiente.

Tiempo medio entre publicación y autocita: 2 años 4 meses.
Tiempo medio entre publicación y primera cita ajena: 1 año 8 meses.

¿Qué clase de valor puede tener el índice de impacto en áreas en las que la práctica totalidad de las citas a un artículo no entran en el cómputo?

Y eso suponiendo que las citas tengan algo que ver con la calidad de la investigación.

Estamos hablando de una persona con 17 artículos y 4 citas ajenas (siempre según el ISI). Ahora deberíamos poner aquí cuál es el "Así son las cosas" para comparar; pero como parecería que esto es un berrinche por lo poco que me citan, lo vamos a dejar.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Leo el periódico y

un titular dice: El petróleo alcanza los cien dólares.

El caso es que yo creo recordar a una ministra de Exteriores que decía que, si no íbamos a la guerra, el petróleo subiría hasta los 50 dólares.

Cuando baje el euro, nos vamos a reír.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Open access (II)

Ayer hacía una reflexión sobre eso que algunas editoriales llaman “open access”. Para poder contestar con más holgura a los comentarios de Ángel y Kikollan me ha parecido que lo mejor es dedicarle al tema una nueva entrada explicando mi opinión.

Lo primero sería acotar a qué nos estamos refiriendo. Por mi parte, estoy hablando de editoriales que permite el acceso libre a través de Internet a un artículo si sus autores apoquinan cantidades desorbitadas de dinero.

Generosamente, Kikollan se refiere en su blog a este impuesto revolucionario como “los gastos”, dando a entender que el coste de subir un artículo a la red es realmente del orden de muchos cientos o varios miles de euros.

1. Las revistas que cobran al autor un tanto por página en concepto de gastos de publicación siempre han existido. Los más altos que conozco, dentro de mi área, son los 45 dólares por página de los Annals (A. of Probability, A. of Statistics, etc.) publicados por el Institute of Mathematical Statistics. Hay que notar que los autores eligen libremente si desean pagar esta cantidad o no, sabiendo que en cualquier caso el IMS cubrirá el 100% de los gastos de todos los artículos y que el destino verdadero del dinero recolectado de esta forma es financiar becas para que investigadores jóvenes del Tercer Mundo puedan asistir a los congresos del IMS. Aparte de este caso especial, normalmente el pedir dinero a los autores sólo se produce en publicaciones pequeñas de países pobres, más o menos 10 dólares por página. Ya digo que esto es en mi área.

En este caso hablamos de hasta 3000 dólares por artículo, que es lo que pide Springer en su “Open Choice”. El argumento es claro: si tú me pagas el beneficio que yo saco de publicar el artículo a través de los canales tradicionales, yo me ahorro un montón de pasos intermedios, un montón de gastos y un montón de sueldos.

Lo primero que un investigador se puede preguntar a la vista de esta “oferta” es lo siguiente: ¿De verdad un intermediario se viene embolsando hasta 3000 dólares por cada artículo que yo publico? Dejaremos la respuesta al arbitrio del lector, teniendo en cuenta que Reed Elsevier declara haber obtenido en 2006 un beneficio de 1779 millones de euros (claro que esta cifra incluye también lo proveniente del tráfico de armas y tal y cual).

Otra pregunta que se me ocurre es: si mi artículo vale 3000 dólares (o cualquier otra cantidad superior a -3000 dólares), ¿por qué tengo que pagarte 3000 dólares para que lo publiques? Aquí dejo la pregunta.

2. El movimiento para conseguir que las publicaciones científicas sean de acceso libre en la red, uséase el movimiento Open Access (esta vez sin comillas) viene existiendo desde tiempo antes de que algunas editoriales, usando estrategias retóricas posmodernas, decidieran llamar “Open Access” a su imaginativa propuesta de modelo de negocio.

Por poner un ejemplo del punto en que están las cosas, la American Mathematical Society ha realizado un llamamiento a todos los matemáticos del mundo para que suban a la red todos sus artículos de forma gratuita. No todos los que hagan en el futuro, sino todos.

Y eso nos lleva al punto

3. Los repositorios de preprints, las páginas webs de investigadores y las revistas que publican gratuitamente en la red llevan existiendo mucho tiempo. Es una falacia de la peor especie afirmar alguna conexión lógica entre pagar miles de dólares a intermediarios y que los contenidos sean gratuitamente accesibles.

Springer Open Choice data de 2004. En esa fecha, revistas del máximo prestigio como Annals of Mathematics eran ya gratuitas en la red. Hoy, muchas de las revistas de mayor prestigio en mi área lo son y suben directamente todos los artículos que publican al arXiv. Este se remonta, por lo menos, a 1991. El Electronic Journal of Probability, que no fue ni mucho menos la primera publicación científica electrónica, apareció en 1996.

También es una falacia interesada plantear las cosas como si hubiera que decidir entre dar grandes cantidades de dinero vía suscripciones y dar grandes cantidades de dinero vía planes tipo “Open Access” (con comillas). Los precios de las suscripciones a revistas de los grandes grupos editoriales son muy abusivos; pero eso no convierte pagar cantidades equivalentes en concepto de “otra cosa” en una buena idea.

Muchas revistas científicas tienen precios de suscripción absolutamente testimoniales; son, en muchos casos, revistas de sociedades científicas que no tienen detrás grandes corporaciones sino exclusivamente las cuotas de sus socios… y siguen adelante. No tienen déficit de miles y miles de dólares.

Si la publicación en la red elimina casi el 100% de los costes, ¿cómo se puede justificar las tarifas a las que nos estamos refiriendo? Obviamente no se puede. Una cosa es aquella expresión de “hacer de puta y encima pagar la cama”; y otra la cama, la hipoteca, la letra del coche, la entrada del chalé, el colegio de los niños y los dividendos de los accionistas.


Por lo tanto, hace muchos años que las patatas son gratis, porque las patatas son tuyas y se las regalas a quien quieres. Cualquier otra cosa es una vendida de moto por parte de unos señores que se han hecho multimillonarios abusando de la buena fe y el despiste de los científicos.

(Pasa de la una y media, ya seguimos otro rato)

sábado, 3 de noviembre de 2007

Cuatro (IX)

Seguro que alguien se pregunta qué otro tipo de música escucho.

1. Stan Getz & João Gilberto (1963). O grande amor.

2. Paco de Lucía & Al Di Meola (1981). Mediterranean sundance / Río ancho.

3. Franz Schubert (1822). Sinfonía nº8 "Inconclusa", primer movimiento (Herbert von Karajan, Filarmónica de Berlín).

4. Franz Liszt (1851). Estudio de ejecución transcendente nº 10 "Appassionato" (Vladimir Ovchinikov, piano).

y 5. Renaud (1985). Mistral gagnant.

Open access

Hay cosas que le sorprenden a uno: por ejemplo, que Pepiño Blanco sea capaz de mantener un blog donde cada entrada está llena de enlaces, en el tiempo libre que le deja salir en la televisión haciendo oposición al PP y diseñar las estrategias del PSOE (tarea a la que, como es evidente por los resultados, dedica gran parte de su intelecto).

¿Cómo es posible? He aquí un nudo gordiano, y yo recomiendo seguir el ejemplo de Alejandro.

Ahora imaginemos, por ejemplo, a un labriego que tiene un campo de patatas. El labriego trabaja el campo y luego vende las patatas por 10 céntimos el kilo cuando el coste de producción es de 11 céntimos el kilo. Las patatas alcanzan el mercado a un precio de 60 céntimos el kilo.

(Después de comprobar que no me he inventado esas cifras, subraya la palabra "patata" y discute sobre ella con tu compañero.)

Diremos: ¿es posible que exista un modelo de negocio impuesto más abusivo que el de las patatas?

Bien, imaginemos a un labriego que tiene un campo de patatas. El labriego trabaja el campo y luego le regala las patatas a un intermediario, que las vende a, pongamos, 30 euros el kilo.

Esto sería peor, ¿no?

Ese es el modelo imperante en el negocio de la literatura científica.

Y diremos: ¿es posible que exista algo peor?

Claro que sí: es cuando el intermediario le va al labriego, pone cara seria y le dice: si por cada kilo de patatas que me des, me pagas 30 euros, yo subiré las patatas a mi web para que se las baje quien quiera.

Esto es lo que algunas editoriales conceptúan como "open access", y ahora resulta que hay labriegos a los que les parece superguay.

Y mi pregunta es: ¿cómo es posible que a alguien le parezca superguay poner de su bolsillo 1145 (mil ciento cuarenta y cinco) euros por el derecho a regalar sus patatas? Otro nudo gordiano, señores, otro nudo gordiano.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Vocación de servicio público

Da la casualidad de que recientemente he leído varias entradas interesantes, así que hoy me rellenan el folio ellos:


Alta tecnología en el blog de Enrique Gallud.

Cosas de la ciencia contemporánea en el blog de Ángel Felicísimo.

Reflexiones filosóficas profundas en el blog de Casino y Furcias.

Grumos en el espaciotiempo en el blog de Instanton.

Así son las cosas y así se las hemos contado en el blog de Topo Universitario.


Y el blog de Agustín Franco, ¿para cuándo?