Está visto que perder el tiempo es lo más fácil del mundo. Y una de las formas más fascinantes de perder el tiempo para un matemático es la recientemente incorporada función "Mathematical Reviews Collaboration Distance" en la base de datos de la AMS (Sociedad Matemática Estadounidense), que se nutre de las reseñas aparecidas desde 1942 (creo) en Mathematical Reviews.
Con sólo introducir dos nombres, este sabroso juguetito devuelve el camino más corto de un autor a otro, a través de artículos escritos con coautores comunes. En su versión más popularizada y mediática, el juego es enlazar dos actores a través de películas comunes: por ejemplo, debe de existir una cadena razonablemente corta entre Santiago Segura y Frank Sinatra (Santiago Segura ha trabajado con Wesley Snipes, y Wesley Snipes con Alan Alda, y voilà, ahí se acaba mi sabiduría cinematográfica).
Al principio uno usa el juguetito de forma obvia: ¿cuál es mi número de Erdös? (4; yo creía que 5) ¿Y Einstein? (6; esto está claro ya que sabía que Einstein tiene número de Erdös 2)
Luego mete los nombres de amigos y conocidos, al estilo ¿cuál será mi número de Cárcamo? Cuando se le acaban los amiguetes, vuelve a los famosos, pero cuanto más famosos mejor: Stephen Hawking, 6. Vamos a ver... William H. Gates... ¡5! ¡Horror!
Al final, uno termina metiendo todos los nombres que se le ocurren, incluso categorías inconcebibles como "matemáticos famosos de la historia" (destacando Kolmogorov, 5) o "físicos teóricos que sean escritores de ciencia-ficción" (en ese terreno la leyenda urbana de los 6 grados de separación ya no se cumple: Gregory Benford, 9).
Pero hoy se me ocurrió la búsqueda definitiva: ¿habrá una cadena uniéndome a Isaac Asimov, quien por prolífico que fuera nunca escribió nada remotamente matemático? (y aquí incluyo específicamente la psicohistoria y sus "naturalistas" descripciones del trabajo de los matemáticos en las últimas novelas de la Fundición).
Aunque no tenía esperanza de obtener resultados positivos, sí descubrí que Asimov escribió el prólogo para la edición revisada de la "Historia de las Matemáticas" de Carl Boyer (1989); eso parece un eslabón legítimo. Pero Boyer, de acuerdo con Mathematical Reviews, nunca escribió trabajos con coautores... Mi gozo en un pozo...
Es entonces cuando la intuición se abre paso: por macabro que parezca, ¿cuándo murió Boyer, antes o después de 1989?
De hecho, Mathematical Reviews recoge reseñas de su muerte, acaecida en 1976... ¡luego hubo una tercera persona que metió mano en ese libro, la que revisó el libro para su segunda edición! Pues bien, esa persona se llama Uta Merzbach (además escribió el nuevo prefacio) y, sí, hay una cadena de 8 eslabones que nos conecta, lo cual implica que hay una cadena de 9 eslabones entre Isaac Asimov y yo.
Hay que ver. "Así son las cosas y así se las hemos contado", que decía uno al que luego echaron para poder pagarle 1000 millones de pesetas.
PD para mi amiguete Andrés: Que sepas que, por lo tanto, Isaac Asimov tiene un número de Erdös de 5 (ya que el de Merzbach es 4), mientras que tu número de Erdös es infinito, como el de un mortal cualquiera... Qué dolor, qué dolor...
Mujeres poderosas de vidas trepidantes
Hace 15 horas
1 comentario:
Qué alegría me da leer esta entrada, no sólo porque es la primera de tu blog, sino porque es un tema del que había oído hablar y siempre me ha parecido una solemne memez.
Me explico, no tiene sentido medir la distancia entre personas mediante el Erdos, porque la conexión no es la misma, y ésta es más débil conforme nos alejamos del centro. Es decir, ¡hay que ponderar! ¡Y tener en cuenta los límites! Ya que por mucho que un amigo mío sea íntimo del rey, estoy más lejos de cualquier figura de autoridad que del último desnutrido africano.
Otros ejemplos. Por raro que parezca, hay más cercanía entre Marx, Smith, Ricardo, que entre Marx y los llamados marxistas, por ejemplo. O en otro orden de cosas, hay más cercanía entre Francisco de Asís y cualquier pobre de la tierra que con los supuestos "frailes franciscanos".
Está claro que es una chorrada para perder el tiempo. Pero fíjese cómo será la cosa que en nuestra Universidad se han realizado presentaciones de nuevos titulares basándose en esta chorrada de las distancias entre autores del gremio. Lamentable. ¿A qué se dedica la ciencia, la ciencia de algunos que se autocalifican de "liberales"? ¡A perder el tiempo! Y por ello son aplaudidos... ¡Aplaudamos, pues!
Pero, si alguien quiere saber la verdad sobre la distancia entre unas personas y otras, lo cierto es que no hay distancia, por el mero hecho de ser seres humanos, estamos todos hechos de la misma pasta, aunque algunos crean llevar sangre azul o santo espíritu o escaño de diputado o cátedra de ciencia.
Publicar un comentario