Una de las cosas más raras de la industria editorial es su falta de sentido común (esto no es el aviso... eso, al final). Lo que sigue es un ejemplo típico.
El 2 de noviembre de 2005, una revista me aceptó un artículo. A continución, yo les envié el fichero fuente con el artículo. El trabajo de la revista consiste en coger mi fichero, y
a) Donde pone \documentclass{article} sustituir "article" por el nombre de su fichero de estilo.
b) Comprobar que todas las líneas de texto matemático quedan dentro de la caja (máximo, media hora).
c) Corregir el texto (la calidad de esta parte es muy variable según la revista, pero es obvio que se tarda menos de un día).
d) Convertir a PDF.
Tiempo máximo empleado en dejar el texto listo para enviarme las pruebas: 8 horas.
Tiempo que han tardado en hacerlo: Desde el 2 de noviembre hasta el 3 de mayo (7 meses).
Tiempo que me dan a mí para corregir las pruebas: 72 horas.
Your response, even if you have no corrections, should be returned within 72 hours of receipt of this material.
Y si uno se retrasa, por ejemplo porque tiene un trabajo que hacer por el que además le pagan, le mandan lo siguiente (8 de mayo):
The message below was sent to you several days ago but we have not yet received your corrections. Please return your proof as soon as possible so as not to delay publication of your article.
No sé cómo osé poner en peligro todo el proceso de producción del artículo de esa forma. Será que soy un irresponsable.
En resumen: Que se vayan a la mierda.
------
En los próximos diez días seguramente no podré actualizar más de dos o tres veces el blog. Este es el aviso.
------
Les dejo con un anuncio, por aquello de seguir la estela de los que anuncian cosas en su web (ya he aprendido a hablar de mí mismo en tercera persona, vean, vean):
Ejem, ejem. El 4 de julio, servidor de ustedes estará en París, presentando una comunicación invitada en el congreso IPMU'06. El título traducido es:
Cuándo las variables aleatorias difusas medibles nivel a nivel son también borelianas en la métrica d_infinito
El famoso mimo Marcel Marceau tocará una pieza improvisada a la cítara, con las inspiraciones que le produzca tan sublime tema o cualquier otro.
martes, 9 de mayo de 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
Ufffff, ¿pero qué se me ha perdido a mí por aquí? No entiendo la mitad de las cosas de las escribes, Pedro, pero no desespero, de verdad, probablemente algún día salgan a la luz los genes de matemático de mi padre y pueda superar mi "soy de letras" esencia. "Cuándo las variables aleatorias difusas medibles nivel a nivel son también borelianas en la métrica d_infinito"... sé que algún día llegaré a ello.
Espero de verdad que la desatención al blog no la prolongues más allá de los diez días que mencionas ;-)
Un beso
Si yo lo pongo sólo por lo gracioso que suena fuera de contexto...
Te digo también el título del artículo de que hablo, ya verás cómo es la repanocha:
Sobre la inexistencia de parametrizaciones aditivas equilipschitzianas de los conjuntos compactos convexos.
Para que luego digan que el lenguaje científico es "esotérico, sólo accesible a los iniciados".
Menos mal que la gente no sabe estos detalles, o no nos darían dinero para la investigación.
No, si no digo que no sea gracioso fuera de contexto, no... pero al mismo tiempo resulta escalofriante pensar que hay personas, sí, ¡seres humanos de los que andan por la calle y compran el pan! que se entienden con frases como esas...
Arf, arf, arf, ya me ha vuelto a entrar la ansiedad, lo sabía... :-(
Compran el pan, pero seguro que al llegar a casa lo utilizan en rituales escalofriantes en los que ponen los ojos en blanco y exclaman "¡Muerte a los números irracionales!" o "¡Por el poder del teorema de Pitágoras, que bajen los tipos de interés!" (para este último, opcionalmente se toma pelo del presidente del Banco Central Europeo, se pega con celo en un muñequito y se le ensartan agujas en lugares fáciles de adivinar).
En serio, normalmente no es tan tan raro raro.
Vamos, vamos,... intentas llevarme al huerto de la ciencia con bellas palabras de tranquilidad, mas... ¡Vade retro, Petrus! No en vano he pasado mi infancia naufragando en los mares procelosos de los números primos, defendiéndome con espada láser del ataque alevoso de logaritmos y derivadas y tratando de sortear la omnipresente maza de la trigonometría que, como si de un rey bárbaro se tratase, mi padre blandía implacable sobre mi cabeza.
No obstante, reconozco padecer un cierto "Síndrome de Estocolmo", y con cierta vergüenza confieso la existencia de cierta literatura de divulgación científica en mi biblioteca, pero... ¡que no salga de aquí, vive Dios!
Para que bajen los tipos de interés en el BCE, hoy por hoy es mejor usar una variable aleatoria Borreliana.
Para Bliss:
Conozco a un buen puñado de gente dedicados a la "investigación puntera" que serían capaces de soltar frases como esas y de los que puedo garantizar que NO las entienden.
En concreto, en Asturias hay un Instituto de Investigación (je) que está repleto de gente así. Seguramente por eso sea de los pocos que saben que existen Institutos de Investigación en Asturias (al menos recintos portadores -que no merecedores- de tal nombre)
Sr. R., entre Pedro y Ud. están haciendo que se venga abajo estrepitosamente la romántica idea que tenía de la ciencia y los científicos, con el consiguiente derrumbe de una considerable canbtidad de pilares en los que descansaban los más tiernos recuerdos de mi infancia, con esa pizarra llena de números, letras, signos, y los dedos y la cabeza de mi padre llenos de tiza (porque según escribía, como no le cuadrase se rascaba la cabeza). Quién me iba a mí a decir, que el inocente paseo por la red encontrando interesantes (e incomprensibles) blogs, me iba a llevar a otro paseo pero esta vez, hacia la consulta del psicólogo.
Esto no se hace ¡pardiez!
Y gracias por compartir el conocimiento sobre la existencia de Institutos de Investigación en Asturias. En mi próximo viaje a esa bella tierra vecina, los incluiré en mi ruta turística, seguro que vale la pena ;-)
Publicar un comentario