martes, 19 de septiembre de 2006

Vacas y manzanas

El siguiente diálogo:

-¿Y la Rubiona?
-La Rubiona se ha ido corriendo a un sitio donde hay muchas manzanas...


pasó desapercibido en su momento, pero ya que hablamos de vacas me lo vuelvo a sacar de la manga.

Las vacas viven felices en su inocencia mientras no descubren que existen las manzanas. En ese estado primigenio, para ellas una manzana es simplemente una piedra que huele raro. No pueden comérsela porque su dentadura sólo sirve para cortar hierba.

Para que una vaca repare en la existencia de las manzanas hace falta que intervenga el azar, por ejemplo que un coche pase por el camino (suceso azaroso donde los haya). Las manzanas caen del árbol al camino, el coche aplasta las manzanas y las vacas pasan por allí de vuelta a la cuadra. De esa forma las manzanas se vuelven comestibles. Aquí empiezan los problemas.

Hay que tener en cuenta que el aparato digestivo de la vaca, con varios estómagos, no es sino una máquina de fermentar vegetales. O sea: el azúcar de las manzanas termina convirtiéndose en alcohol. Esto a la vaca, que aun con su peso corporal no aguanta bien el alcohol, la entusiasma.

No hacen falta muchas manzanas para que los efectos sean visibles, y aunque uno pueda pensar que una vaca que muge a voz en grito y no anda en línea recta es intrínsecamente graciosa (aunque no entone el "Asturias, patria querida"), el ganadero está perdido. A partir de esa pérdida de la inocencia, el animal tiene sobre un hombro una vaquita blanca que dice "¡Hierba, hierba!" mientras al otro lado la roja la tienta: "¡Manzanas, más manzanas!".

La vaca se comerá todas las manzanas que sea capaz de encontrar, aunque tenga que saltar a la finca de al lado. El problema es tan tonto como que, como no las puede masticar, tiene que tragárselas enteras. Y si uno traga manzanas enteras, es fácil que no tarde en marcharse al otro mundo.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Como no me da la gana de sacar de tu entrada la conclusión obvia respecto al papel del ser humano en la posible extinción de las vacas, ni me da la gana de hacer el chistecito fácil sobre las melopeas de las pobres vacas, hoy haré como que no he pasado por aquí, no he leido nada desagradable y no necesitaré esta semana una sesión extra con mi terapeuta.
Espero que puedas al menos echarte una buena siesta...

Anónimo dijo...

A partir de ahora si algún día me despierto o no me he dormido todavía, a las 3:17 de la madrugada.
Pensare en vacas, en manzanas y por supuesto en tí.
Yo que presumo de cuerdo entre los locos y loco entre los cuerdos, me estoy haciendo un lío por culpa de intentar entrar en tus pensamientos a traves de las vacas. Por cierto ¿la dirección del terapeuta de blis?. Estoy empezando a necesitar uno. Muuuuuu

Pedro Terán dijo...

Bliss: No sé si hay que aclarar que estoy hablando de nuestras propias vacas, por lo que la intención humorística es nula. Es verdad que llevo al lector engañado a la última frase; pero esto es para obligarle a contemplar la dimensión trágica de la historia tal como yo la veo.

Lo siento si te parece desagradable, pero nadie ha dicho que sólo se pueda hablar de las realidades agradables. Más desagradable será para mí, que hasta que acabe la época de la manzana cualquier día puedo hablar con mi hermano y que me dé una mala noticia, ¿no?

Unknown dijo...

Pues sí, lo cierto es que pensé que estabas hablando de un hecho aislado que no se relacionaba con vuestras vacas (a pesar de la entrada sobre la Rubiona, es que estoy espesita estos días). Y sí, me parece muy desagradable comprobar de qué manera tan tristemente absurda e inconsciente el ser humano se carga también algo tan cercano como una vaca, y con cercano me refiero a útil para nosotros, que ya se sabe que si algo no nos es útil no nos sirve y nos lo cepillamos.
Espero que no recibas la mala noticia.

Pedro Terán dijo...

Yo también lo espero, todas estas catástrofes nos cayeron encima sobre todo cuando mi hermano estaba empezando, por aquello de que no averiguas todo lo que puede ir mal hasta que te pasa por lo menos una vez.

Es increíble la cantidad de formas tontas de las que pueden morirse estos animales, sobre todo en los partos (en honor a tu sensibilidad, no las explicaré una por una).