Llevo varios días sin poder escribir y se me acumulan los temas.
Hoy se me ocurrió ir dando un paseo a la facultad y he tardado dos horas, lo que supongo que está bien con tal de no hacerlo todos los días.
Este es el testimonio gráfico de una odisea de tamaña magnitud:
Aquí fue cuando noté que me estaba separando de mi camino habitual.
Seguí caminando un rato con la sospecha de ir en dirección contraria a mi objetivo, hasta que me senté a descansar.
Aparentemente, no era el único al que se le había ocurrido ese atajo.
Así que, reluctante, volví sobre mis pasos.
Pero me despisté de nuevo.
Y otra vez esa persistente sensación de que la facultad estaba hacia el otro lado.
Desgraciadamente, los almendros no pudieron ayudarme pues estaban igual de despistados que yo: no hacían más que insistir en que la primavera ya había llegado.
Y el Corte Inglés sin darse cuenta...
Las mil y una noches
Hace 1 hora
2 comentarios:
Ir a la Facultad es una facultad que a veces entraña dificultad.
Además, el paseo de Los Bearneses no va a ningún lado. Ni a Roma.
Que ya es decir...
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