martes, 15 de julio de 2008

..y así se las hemos contado

El otro día estaba pasando frío en la playa, moviéndome de un lado para otro y defendiéndome del fuerte viento con la toalla, cuando empecé a pensar en títulos de libros. Por alguna razón, tengo un nulo talento para elegir títulos atractivos (esto ya me viene pasando desde siempre con los artículos). El caso es que me digo: con lo que me ha costado encontrar título para lo mío, y seguro que a nadie le entran ganas de leerlo. Con lo fácil que debe ser pensar títulos horrorosos. Y me digo: el epítome del horror como podría ser... por ejemplo... por ejemplo... Un burka por amor (lovecraftiano completamente); estoy seguro de que Un burka por amor ya está escrito, y más con el obvio precendente de No sin mi hija.

Y me puse a deducir sherlockianamente quién habría escrito ese libro. Lo primero que pensé fue que tenía que ser alguien con las siguientes características:
-Que le dé lo mismo escribir una cosa que otra (si no, ya me dirán cómo va alguien a sacar un libro del título Un burka por amor). Por lo tanto, podría ser un profesional de la escritura, pero no un escritor, ya que, ¿quién consideraría Un burka por amor un paso adelante en su carrera?
-Que tenga oportunismo para detectar temas de actualidad.
-Que tenga una posición económica desahogada que le haya permitido irse de vacaciones a países de esos, o quizás estar trabajando allí (conveniente para poder hacer descripciones de ambiente; aunque también puede bastar con ver documentales y tener algo de imaginación).

Por tanto: un periodista.

No me di por contento, porque tampoco podía ser cualquier periodista.
-Tenía que ser un periodista de nombre conocido a escala nacional, por lo menos para unos cuantos cientos de miles de personas (imprescindible para vender el producto a una editorial igualmente oportunista).
-Consecuentemente, no podía ser un hombre, porque habría tenido que publicarla con pseudónimo femenino.
-Consecuentemente también, tiene que ser capaz de arrastrar a quienes le conozcan a comprar el libro.
-Y no podía ser un periodista de temas serios tales como análisis político: ¿quién criticaría a un ministro de cultura después de escribir Un burka por amor?

Por tanto: una periodista de una radio nacional, que presenta su propio programa y a quien sus oyentes puedan estar agradecidos.

¿Dónde se juntan más locutoras mujeres con oyentes agradecidos? En las horas de madrugada.

Así, me dije, que sería una como Luján Argüelles, Reyes Monforte, Ana Solanes. En esas tres pensé, aunque hay más.


---
Ayer, paso por delante de una librería y veo allí expuesto Un burka por amor, de Reyes Monforte.

Como dicen en los cuentos, lo tuve que mirar dos veces para asegurarme de que lo había visto bien.

---
Así que nada, mejor hacerse fan de Nieves Concostrina, porque el horror habita más cerca de lo que creemos.

5 comentarios:

Pedro Terán dijo...

Probablemente haya visto el libro de reojo en alguna librería. La cosa subliminal, y eso.

Anónimo dijo...

El libro es una maravilla. Querido, no sabes lo que escribes ni de lo que escribes. Yo he leído el libro y me parece una maravilla. ¿Quizá no te publicaron a tí?.

Anónimo dijo...

Me parece increíble que se pueda hablar de un libro por la portada. Querido Pedro, yo he comprado el libro, y no lo he visto de reojo. Y no sólo yo, el libro ha vendido más de 170.000 ejemplares, va por la 17 edición y se ha traducido a varios idiomas. Me he sentido insultada al leer tu comentario, insulso, indocumentado y guiado sin duda por otros extraños motivos, quizá mucho más.

Pedro Terán dijo...

La paranoia, según sospechaba Philip K. Dick, procede del instinto de supervivencia: los seres que no pensaron "Algo va mal" a tiempo ya no están con nosotros. Algún algo se los comió.

En Internet, sin embargo, se da la paradoja de que esa paranoia ha sobrevivido a su utilidad y, aun así, campa a sus anchas.

Está claro que quienes sean capaces de asimilar un texto escrito por un desconocido en un contexto desconocido, sin hacer lecturas fantasiosas, tendrán una ventaja en sus relaciones interneteras de la que iremos haciéndonos más conscientes en los próximos años.

Anónimo dijo...

Si te hubieses puesto un chandal en la playa no habría pasado esto.