Estimados y estimadas señoras y señores, compañeros y compañeras, amigos y amigas, y madridistas todos y todas:
En los 106 años de historia de la entidad deportiva más importante del mundo, pocas veces se habrán vivido momentos tan bajos como los actuales: tres años sin ganar ningún título, continuo baile de presidentes en los últimos meses y ahora cinco individuos dispuestos a todo por hacerse con nuestra fábrica de camisetas.
Tras la escalada de tensión durante la noche de ayer, incluyendo la perspectiva de meses de disputas judiciales por el voto por correo, la dimisión del director general de Real Madrid TV por verse obligado a emitir lo que la COPE calificó de "perros, gatos y documentales" en lugar de información sobre lo que ocurría, la acusación a directivos del club de promover impugnaciones contra la candidatura ganadora del voto presencial, la autoproclamación como presidente de uno de los candidatos, y finalmente el papelón de la junta electoral declarándose incompetente para evaluar las consecuencias jurídicas de la proclamación del susodicho candidato (que de todas formas se marchó proclamado a la cama, pues como he dicho se proclamó a sí mismo), me veo obligado por las excepcionales circunstancias a ANUNCIAR MI AUTOPROCLAMACIÓN COMO PRESIDENTE DEL REAL MADRID C.F., con efecto de estos mismos momentos, en la convicción de que ésta es la única medida capaz de detener la desintegración del mejor club del mundo.
Aclarar que esta autoproclamación es distinta de la realizada en la noche de ayer, es decir, que yo soy otro señor por si hubiera confusión, pero no le he copiado la idea a nadie.
Los servicios jurídicos de este blog me dicen que, para que esta actuación fuera conforme a derecho, habrían de cumplirse algunos pequeños requisitos legales, tales como ser socio del Real Madrid, candidato a la presidencia o incluso ser madridista; con la prisa no estoy seguro si se cumplen o no, pero al ser una autoproclamación ab irato, a fortiori y ad calendas graecas no parece que proceda la discusión: las pequeñeces no detienen a los grandes hombres.
En cualquier caso, desde aquí hago un llamamiento a la unión de los socios y les aseguro que si tras el cómputo del voto por correo hubiera algún candidato con más votos que yo, sin dudarlo me haría a un lado por la grandeza del club y, poniendo mis fichajes a disposición de aquél a quien los tribunales legítimamente constituidos designaren como vencedor de las elecciones, diría: "Yo ya he salvado al Madrid. Ahora que venda las camisetas otro."
lunes, 3 de julio de 2006
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