martes, 14 de febrero de 2006

No sé por qué me he acordado del Unabomber

Cuando estaba en segundo de carrera, o así, el Washington Post y el New York Times publicaron el "manifiesto del Unabomber". Poco tiempo después detuvieron al Unabomber (creo que le denunció su hermano, o algo por el estilo).

El fundamento del terrorismo es, como todos sabemos por desgracia, el uso del "fin del terrorismo" como factor de negociación. El terrorista común supedita el "fin del terrorismo" a la consecución de determinados objetivos de tipo político o social. La variante del "terrorista filósofo", de la que sólo conozco este ejemplo, no aspira a forzar ningún cambio en la estructura política de la sociedad con sus acciones (por lo que, realmente, no puede presentar sus actos, ni siquiera ante sí mismo, como una "guerra").

El Unabomber, que era un algebrista por cierto, envió paquetes bomba durante casi veinte años, con un resultado de tres muertos y bastantes heridos, aparentemente con el único fin de conseguir que el Post y el Times difundieran gratuitamente sus ideas filosóficas sobre lo mal que va el mundo, y cómo corregirlo.

Hay que estar bastante tocado, es cierto. Recuerdo que David se bajó el manifiesto (más de cien páginas, creo) y me lo imprimí y no hace mucho que apareció por casa de mis padres mientras estaba buscando otra cosa. Ya saben que soy defensor de la cultura general y por lo tanto no se me caen los anillos por leer manifiestos terroristas. No son peores que los anuncios de McDonalds, supongo, y siempre será preferible a opinar del tema sin saber de qué se está hablando.

La idea fundamental, aunque no me acuerdo mucho, es que la sociedad avanza en una dirección indeseable que condena a millones de personas a sufrir la deshumanización (o subhumanización) moral y social, y a un grave sufrimiento a la totalidad de la humanidad, o sea nosotros.

La razón es la tecnificación y "racionalización" del espacio vital del hombre comenzada con la Revolución Industrial. El Unabomber argumenta que este proceso (a) transforma la sociedad minando la libertad del hombre, (b) es irreversible por la acción de seres humanos aislados, y (c) es una fuerza social cada vez más potente al no existir ninguna fuerza contrapuesta que la limite (porque actúa favoreciendo la comodidad y las conveniencias inmediatas de los individuos).

Por lo tanto, la única salida a estar situación es formar una organización "subversiva" supraindividual que empuje en la dirección opuesta, hacia un mundo más natural y más amable con la auténtica naturaleza del ser humano. El primer paso para eso es difundir sus ideas a millones de personas; y el primer paso para eso es enviar paquetes bomba durante años y años para poder "negociar" esa difusión con el Post y el Times. Lo que, al fin y al cabo, consiguió.

El valor argumentativo del manifiesto es, en algunos puntos, bastante discutible (si es que no es banal debatir esto sobre las tumbas de tres personas y los traumas de muchas otras). Se parte de unas premisas y se alcanzan unas conclusiones; ahora bien, ¿son ciertas esas premisas? No importa mucho, porque basta tratar las conclusiones como hechos indudables para ver que, a la luz de esos "hechos", las premisas son eminentemente razonables.

En cualquier caso, aunque tuviera toda la razón del mundo y más aún, y sus razonamientos fueran lógicamente impecables, difícilmente se puede pensar que eso otorgaría una justificación de sus acciones. Se puede decir, cómo no, que muere mucha más gente en las carreteras de una forma igual de "innecesaria"; pero por supuesto esto tampoco es un argumento digno de ser tenido en cuenta.

Así que ésta me parece una cuestión ética muy difícil, en el sentido estricto de que demarcar racionalmente el ámbito legítimo del ejercicio de la fuerza por un presunto "bien de la mayoría" me parece extraordinariamente difícil. Lo que no debe confundirse con que yo, en mi yo irracional, tenga una opinión moral tibia sobre este sujeto (de lo cual espero que nadie piense que es el caso).

En fin, que ahí está en prisión, denunciado por su hermano, lo que tiene un componente paradójico: ¿a qué propósito positivo sirve encarcelar a un terrorista (o delatar a tu hermano terrorista) cuando por definición no va a cometer más actos terroristas porque ya ha conseguido todos los fines a los que aspiraba?

Aquí les dejo con esta pregunta sobre la función de las prisiones en nuestra sociedad.

No hay comentarios: