miércoles, 15 de febrero de 2006

El día que salvé a una oveja



Ahí dentro había una oveja, y a veinte metros una parada de autobús donde varias personas hacían como que no oían nada.

Yo pasaba por allí y, quizás por haber visto demasiados episodios de Kung-Fu cuando era niño, me acerqué a ver de dónde venían los lamentos quejumbrosos, ya que no se veía ningún animal. Al subir la cuesta fue cuando vi dos pezuñas saliendo del registro. Huelga decir que el registro debería tener una tapa; luego el pastor me dijo, acordándose de sus madres, que habían quitado las tapas de todos los registros del cuartel.

El caso es que la oveja no podía salir por sí misma: dada la profundidad, bastante había hecho manteniendo dos patas fuera. Me abstuve de explicarle que estaba prácticamente al lado de una parada de autobús, no fuera a ser que se quedara con una mala impresión del género humano. Como ella sólo podía balar y ver el cielo, me pareció lo más piadoso.

El primer intento fue empujarla por las axilas para ver si se podía incorporar; como ella misma no podía hacer palanca, no tuvimos éxito. Fue al querer auparla entonces cogiéndola por atrás, cuando por fin me di cuenta de que estaba preñada de muchos meses.

Me senté un rato a ponderar la situación. Estaba claro que me tendría que quedar allí hasta que consiguiéramos salir del agujero. No sabía cómo sacarla. A ella se le cansaban visiblemente las patas delanteras. A mí no me llegaban los brazos para rodearle la barriga y cogerla por las de atrás, aparte de que no veía cómo evitar, llegado el caso, que se golpeara en esa parte.

Por suerte, al cabo de un rato apareció el rebaño por detrás del cuartel. Seguramente habían pasado por allí para ir al río y fue entonces cuando la oveja, dificultada por su preñez, no pudo maniobrar para evitar caerse en ese agujero que nunca había estado allí.

El final de la historia es muy sencillo: el pastor vino conmigo y la sacó del registro con una facilidad pasmosa, cogiéndola por la lana de la base del cuello. La oveja sólo dijo "Beeeeeeee" y eso fue todo.

No hay nada como saber.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya lo decía mi güela: "p'a tó hay que valir".