miércoles, 25 de enero de 2006

Tertulias nocturnas

Nada hay más aperplejante que oír las tertulias nocturnas en la radio. Yo que soy aficionado a zapear de un extremo al otro del dial, ya casi puedo hacer todo el recorrido (la COPE, Punto Radio, Intereconomía, la SER, Onda Cero y Radio Nacional, y viceversa) casi sin inmutarme.

A ratos es entretenido y a ratos deprimente. Si quiere, uno puede someterse al bombardeo propagandístico-tertuliano desde las diez, que empieza en Punto Radio, hasta la una, que acaba en Intereconomía.

A ratos es confuso (lo sería si fuera uno a creerse algo, claro). Ayer, Rajoy y Piqué se llevaban estupendamente en Onda Cero, mientras que el uno iba a pedir la dimisión del otro, según el decir mayoritario en Punto Radio. Por otro lado, Acebes se había vengado de Piqué en ésta, mientras que simplemente había sido culpa de la sorpresa y la improvisación, en aquélla. Esto en lo meramente intrascendente, y ni ahí se ponen de acuerdo. No se sabe si Piqué es un tío superbrillante al que sus jefes se lo ponen difícil y "hay que vivir en Cataluña para entender la situación", o bien es un inútil y tiene que volver Vidal-Quadras, con quien "el PP obtuvo los mejores resultados de su historia en Cataluña, y esto hay que recordarlo".

Eso sí: dentro de cada tertulia todos opinan lo mismo, a pesar de lo cual son capaces de discutir los mismos temas día tras día. No sé cuáles son los peores: si los que repiten lo mismo durante meses, o los que van cambiando de discurso según les escriben el guión. Anteayer, un periodista (o algo) de El País que sale en RNE dijo que él estaba preocupado por el texto original del proyecto de estatuto catalán, pero que ahora que se había arreglado todo ya estaba tranquilo. Es el mismo que, cuando el parlamento catalán lo aprobó, parecía indignadísimo por que alguien manifestara esa misma preocupación, puesto que, si ZP había prometido que sería constitucional, no había motivo para preocuparse. Eso es lo malo de la memoria: que uno se acuerda de las cosas.

Este verano hablaba con alguien y me decía que él compraba El País y El Mundo para estar informado (por aquello de que no se puede uno informar con sólo uno). Cuando encuentro gente que se sorprende de que no compro el periódico, y ni siquiera lo leo habitualmente, me suelen preguntar si no creo que es importante estar informado. Yo contesto: "Claro: por eso no leo el periódico. Una vez al mes, como máximo".

Por alguna razón, cuando digo este tipo de cosas, nadie me comprende. Creen que no estás de acuerdo con ellos y les parece raro; les dices que no, que estás totalmente de acuerdo con ellos, y les parece más raro todavía. La gente es así.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro misterio antropológico.
En mi caso, lo que sí está claro es que cuanto más me alejo de la "actualidad informativa" mejor duermo por la noche, así que a la mierda España, a la mierda la Constitución, a la mierda Cataluña, a la mierda ZP (válgame la "rebuznancia"), a la mierda "los vasquitos y las vasquitas" (sic)...

Pedro Terán dijo...

¿Vasquitas o vaquitas?

Anónimo dijo...

Muy agudo. Contra las vaquitas no tengo nada, pero sí contra los que hacen experimentos con ellas en supuestos centros de investigación en los que se almacenan políticos rascabarrigas.

Pedro Terán dijo...

A mí, cuando me hablan de los "centros de detección" que nos tienen que salvar de la gripe aviar, me echo a temblar.

Anónimo dijo...

Y eso que ud. no los ha padecido.
Recuerdo el miedo que pasé cuando oí por la radio que el centro de "investigación" (las comillas no son caprichosas) en el que estuve recluido iba a encargarse de la calidad de la carne bovina durante la crisis de las vacas locas. Es difícil confiar en un centro en el que el menor signo de inteligencia es un artículo de lujo.