lunes, 20 de marzo de 2006

El vaso, la jarra y las "imposturas científicas" (I)

Ya mostraron Tip y Coll que, si uno quiere llenar un vaso con una jarra de agua, es importante poner el vaso debajo de la jarra.

Hace dos años me compré el libro Imposturas científicas. Los malentendidos del caso Sokal, editado por la Universidad de Valencia y que es traducción de una obra colectiva presentada como réplica a Imposturas intelectuales de Alan Sokal y Jean Bricmont.

Supongo que habrá que explicar brevemente de qué va el tema a la mayoría de lectores que no lo sepan. Resulta que existen en el mundo, parece que sobre todo en los Estados Unidos, algunas personas que hacen lo que llaman "estudios sobre la ciencia". Dentro de estos estudios hay distintos grados de seriedad, que van de lo muy serio a lo que haría parecer American Pie un cuadro costumbrista. Para poner a prueba el estándar de rigor de ese mundillo, el físico Alan Sokal escribió un artículo titulado Transgrediendo las fronteras. Hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica y lo envió a la revista Social Text, la cual lo publicó en 1996.

Aunque el título es suficientemente descacharrante como para que no se explique cómo alguien pudo tomarlo en serio, incluyo aquí un fragmento que da una idea clara de que Sokal no intentó escribir nada remotamente valioso desde el punto de vista científico o intelectual, sino más bien una sucesión de evidentes sinsentidos, combinados con múltiples referencias a respetados intelectuales presuntamente en la misma línea ideológica que los editores de la revista:

Al igual que las feministas liberales se contentan frecuentemente con unos objetivos mínimos de igualdad social y legal para las mujeres y "pro-elección" [Aquí añado: Parece que "pro-elección" es un eufemismo de "pro-abortista"], también los matemáticos liberales (e incluso algunos socialistas) se contentan con trabajar dentro del marco hegemónico de Zermelo-Fraenkel (que, reflejando sus orígenes liberales en el siglo XIX, ya incorpora el axioma de igualdad) complementado sólo con el axioma de elección. Pero este marco es con mucho insuficiente para unas matemáticas liberadoras, como Cohen (1966) demostró hace tiempo.

Es como el impagable sketch de los Monty Python del partido de fútbol entre filósofos griegos y alemanes (¡ese "Kant afirma que el gol sólo existe en nuestra imaginación"!), sólo que ellos no lo mandaron a una publicación de "estudios del fútbol" ni los editores lo tomaron por un interesante trabajo sobre la relación entre el fútbol y la filosofía.

Las sorpresas no acabaron con la publicación del trabajo, ya de por sí suficientemente vergonzosa: cuando Sokal reveló su fraude, uno de los redactores jefes de Social Text le acusó de haber inventado esa historia para desdecirse de las opiniones expresadas en el texto... (¡!)

La página web de Sokal contiene suficiente material para que uno se pase varios días leyendo si quiere. Resumiremos diciendo que Sokal y su colega francés Bricmont escribieron un libro presentando un examen detenido de multitud de malos usos y absurdos relativos a conceptos físicos y matemáticos tomados de la obra de reputados intelectuales, en su mayoría del ámbito francés. Imposturas científicas, entonces, según su contracubierta, intenta desmontar esas llamadas imposturas y malentendidos (...) aboga por la reconciliación entre filósofos y físicos.

Si abrimos el libro por un lugar al azar, como yo acabo de hacer, se nos dice que "Podemos preguntarnos por qué un físico norteamericano se siente investido de semejante misión histórica, a saber, la de partir en una cruzada para aplastar a la hidra del posmodernismo" (p.118, párrafo que comienza hacia la mitad de la página). Obsérvese que yo estaba seguro de que abriría el libro al azar y mis ojos se posarían en un párrafo escrito en un tono conciliador y disipador de malentendidos, como efectivamente ha sido.

Estaba igualmente seguro de que me serviría para mostrar el fondo del problema: en un elevado porcentaje, esos estudiosos señores no entienden ni qué ni por qué se está criticando. Lo que nos puede llevar a sospechar, con horror, lo que yo mismo he constatado visitando páginas web de filósofos y estudiosos que han tratado el tema (visitas que podrían ser objeto de otro post): que realmente muchos no ven nada criticable en el objeto de la crítica de Sokal y Bricmont. Recordemos aquí un fragmento de Luce Irigaray tratado en el libro:

¿La ecuación E=mc2 es una ecuación sexuada? Tal vez. Hagamos la hipótesis afirmativa en la medida en que privilegia la velocidad de la luz respecto de otras velocidades que son vitales para nosotros. Lo que me hace pensar en la posibilidad de la naturaleza sexuada de la ecuación no es, directamente, su utilización en los armamentos nucleares, sino por el hecho de haber privilegiado lo que va más aprisa.

De donde habremos de deducir provisionalmente, a falta de argumentos históricos concluyentes, que si a Einstein le hubiera gustado el jamón, bien podrían decir los libros de física que la energía es igual a la masa (o, ya puestos, la grasa) por la velocidad del tocino al cuadrado. Lo sorprendente es que siendo tan palmaria y monstruosa la estupidez de algunas de estas citas, muchos "intelectuales" (las comillas, porque se supone que intelectual tiene algo que ver con intelección) no se avengan a admitir la crítica sino que recorran el clásico de Schopenhauer de arriba a abajo buscando las más peregrinas formas de convertir el debate en una discusión sobre la honradez profesional, la buena fe o hasta la vida sexual de Sokal y Bricmont.

(Aquí he vuelto a abrir al azar el libro, y en la p.65 se nos dice que Sokal "tal vez prefiera verse como el Gran Sacerdote" y "considera que su enfoque de la realidad es el único válido")

La pregunta que surge es: ¿hasta qué punto existe buena fe en esos planteamientos? Y, en consecuencia: ¿qué tipo de diálogo puede haber en esta situación?

(Continuará un día de estos)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

?Seguro que esta gente no aparecia en Cronicas Marcianas entre Pozi y la Pantoja de Puerto Rico?

Anónimo dijo...

Desde un punto de vista fenomenologico se pueden deducir las siguientes dependencias de la energia T-antropologica:
1. Proporcionalidad inversa con el volumen de grasa (Vg).
2. Proporcionalidad directa con el cuadrado de la velocidad del "tocino" (v).
3. Incremento con la estimulacion en el visible (l).
4. Fuerte relacion con la emision en el infrarrojo (lir).

De aqui:
E=v^2*(k1/Vg+k2*(l+lir))

donde k1 y k2 son las constantes de Skinner que, de acuerdo con la Ley de Murphy toman el valor y las unidades necesarias para proporcionar el resultado que necesitamos.

Ya tenemos material para un "nature"

Pedro Terán dijo...

No, no... aumenta exponencialmente con la emisión en el infrarrojo.

El artículo comienza "In this paper..." Vete escribiendo mientras yo elaboro la lista de autores.

Anónimo dijo...

Con cuidadín, ¿eh?. El Dr. CK va el primero y "la coletilla" el último como group leader. El resto los puedes distribuir como mejor te venga.

Anónimo dijo...

Saludos desde Ecuador.
No he tenido conocimiento de ese librito que usted menciona, el de las 'Imposturas científicas'. El texto de Sokal es tremendamente válido para los debates contemporáneos de epistemología, aunque algunas de sus reflexiones, criticables a su vez, no han sido ni siquiera comprendidas por sus críticos.
Le comento que he trabajado el texto de Lyotard al cual se hace referencia (La condición postmoderna), y la crítica de Sokal es muy válida, aunque debe incorporársele en un contexto más amplio de la crítica a la idea de ciencia posmoderna que plantea Lyotard.

saludos

Marcelo Medrano
mmedranoh@hotmail.com

Pedro Terán dijo...

Hola, Marcelo, gracias por tu comentario.

"Imposturas científicas" está editado en España por la Universidad de Valencia en la colección Fronesis.

Después de esta entrada titulada "(I)" iba a venir un "(II)" con un comentario del libro propiamente dicho... que no llegó nunca.

Me apunto el comentario sobre Lyotard y "La condición postmoderna"; y por supuesto que Sokal es criticable a su vez.

Un saludo.