La última entrada del blog de Malena me ha recordado una historia de mi infancia. Male habla del solipsismo (si queda algún lector normal en el blog, la doctrina filosófica de que sólo uno mismo existe) y un conjunto de preocupaciones netamente filosóficas como distinguir entre los sueños y la realidad, etc.
Yo, que soy de pueblo, me conformo con creer que si me atropella un camión me voy a morir; el que el camión sea un fragmento de mi imaginación o no, me parece de menor importancia.
La historia es la siguiente. Tenía yo cinco años e iba dando un paseo con mi hermano y mi madre. Siempre subíamos por una larga cuesta que terminaba en una fuente, pero ese día nos salimos del camino habitual y entramos por una senda que pasaba al lado de una chatarrería. Un poco más arriba, se me ocurrió la idea de que quizá mi madre era en realidad un robot; ¿a dónde nos estaría llevando por esa senda? ¿Cómo saber si era mi madre o un infiltrado robótico? Pensé que, si fuera un robot, mi padre se habría dado cuenta. Esto, claro, no resolvió nada: ahora el problema era determinar si mis padres eran mis padres o ambos habían sido reemplazados por robots.
Examiné de reojo a mi hermano y me pareció que él sí era él. Pero, por más vueltas que le daba, no era capaz de saber si mi madre era mi madre o un robot indistinguible de mi madre. Entonces me di cuenta de que si ella era o bien mi madre, o bien indistinguible de mi madre, no tenía sentido hacerse la pregunta. Tras pasar junto a una acequia, giramos a la izquierda y, para mi sorpresa, desembocamos en el camino de siempre.
Y por eso me hice científico en vez de filósofo.
Las mil y una noches
Hace 11 minutos
8 comentarios:
Para los lectores de Philip K. Dick, también perdí la oportunidad de vivir El padre-cosa, aunque no es que lo lamente.
También hay un cuento de Bradbury que habla de lo mismo. Creo recordar tambien uno de Neil Gaiman.
Espero no asustarte, Pedro, pero hay un tipo de síndrome que se asocia a la esquifrenia bastante simiar, el síndrome de Capgras.
Es curioso que un niño capaz de dudar de la humanidad de su madre no se plantee filosofías mayores. O a lo mejor te hiciste científico para poder comprender el intricado funcionamiento del robot que llamas madre... :P
?Que es lo que va a pasar el dia que te abras una brecha en la cabeza y en vez de sangre salga aceite de motor?
El propio Dick tenía una respuesta para ese dilema: la empatía. Según Pablo Capanna ese rasgo esquizoide explicaría buena parte de la ficción de Dick y su obsesión por los androides.
Malena: Bueno, si no puedo estar a la moda siendo Asperger o Tourette, me conformaré con el de Capgras.
Bliss: "Es curioso que un niño capaz de dudar de la humanidad de su madre". Ojo, yo nunca he dudado de la humanidad de mi madre (lo he explicado mal), sino de que ese posible robot que iba conmigo fuera mi madre.
Instan: A mí no se me ocurrió la idea de la empatía, de hecho nunca he estado de acuerdo con él.
El libro de Capanna me gusta, por lo menos mucho más que el que se publicó hace poco en España sobre Ballard. Aun así me parece que es como Capanna lo presenta, una obra de pretensiones modestas y sin ánimo de realizar un análisis cultural o intelectualmente profundo. Que nos intenten vender esto como un "magnum opus" de la crítica de CF demuestra lo desangelados que estamos. Así no me extraña que tesis doctorales consistentes en pasar novelas por la trilladora automática aparezcan como grandes hitos.
Perdón, perdón, que se me escapa la monomanía... :S
Vuelvo porque recordé que mi bisabuela - española - también solía usar esa frase, "yo soy de pueblo", para expresar su sorpresa ante mis manías de niña mimada de ciudad, a la que le parecía horroroso hacer algo tan normal como arrancarle la piel a un conejo para poder cocinarlo o que se aburría en una actividad tan estimulante como pelar habas para la cena.
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Y debo agregar que debo replantearme seriamente todo mi blog si ya van dos veces que lo usás para pelear contra la filosofía.
Si yo he entendido bien a David Chalmers, lo que dice en La Mente Consciente es lo que a tí se te ocurrió con cinco años...Una pena que dejaras el tema.
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