Nosotros éramos los más guays.
Primero descubrimos que, por alguna razón, los cuerpos celestes no giraban en torno a la Tierra.
Luego descubrimos que estamos en los arrabales de una galaxia.
Luego descubrimos que hay millones y millones (muchos millones) de galaxias.
Aun así, éramos más guays que los perros y los gatos.
Luego descubrimos que el genoma de los perros y los gatos era esencialmente indistinto del nuestro.
Y aquí ya parecía imposible caer más bajo.
Pero es que ahora resulta que llevamos encima 10 veces más bacterias que células nuestras, y muchas de esas colonias de bacterias realizan funciones imprescindibles para nuestra supervivencia.
---
No sé si concluir poniendo "Quo vadis?" o "Ecce homo". Las dos pegan bien.
El camello del visir
Hace 1 día
1 comentario:
Bueno hombre, lo de nuestro cuerpo se puede tomar por el lado positivo: somos una comunidad de vecinos de un huevo de gente que se lleva razonablemente bien y que consigue funcionar sin hacer reuniones.
Lo del genoma ya es otra cosa, no sólo somos casi iguales que los perros (no está tan mal) sino que tampoco somos muy diferentes de los nemertinos, moscas de la fruta o de algunos que salen en la tele. Eso si que ya no mola nada.
Publicar un comentario