lunes, 11 de enero de 2010

¿Y qué tiene de bueno Primer? (II)

Habiendo quedado claro que las virtudes que yo le pueda ver a Primer serán más bien anticinematográficas, 'amos a ello.

Lo primero bueno es que es una obra seria. Según su director-guionista-actor-montador-compositor-etcétera Shane Carruth, el tema abstracto es la degradación y muerte de una amistad. El interés concreto es dar una narración realista de un descubrimiento científico. Si juntamos las dos cosas, lo que ocurrirá será que dos amigos se pasan parte de la película tratando de inventar algo, lo consiguen, y a partir de ahí vemos cómo el descubrimiento va minando su amistad hasta acabar con ella. Siendo que inventan el viaje en el tiempo igual que podrían haber inventado la aspirina, el microchip o Facebook, como vehículo narrativo para esos intereses del autor, la medida de la seriedad de la obra está en que no tira de las convenciones probadas y establecidas sobre viajes temporales sino que inventa unas "leyes del viaje en el tiempo" completamente originales y explora sus consecuencias lógicas. En lugar de apoyarse en unos clichés que el espectador ya ha absorbido en otras películas o novelas, y contar su historia dentro de ese territorio familiar, crea su propio territorio.

Parte de la alienación que sufren algunos espectadores de Primer procede del nivel de exigencia que marca Carruth. Al tratar de hacer una narración realista, vemos minutos, y minutos, y minutos, de ingenieros hablando en jerga sin ningún tipo de exposición sobre qué buscan, qué encuentran o para qué serviría. Los protagonistas necesitan paladio y se ve una escena en que extraen el catalizador del depósito de combustible de un coche, como si esto no fuera una ficción a cuyos espectadores se les supone no saber qué es el paladio, qué precio tiene y mucho menos si lo hay en los catalizadores o no. El espectador se ve inmerso en conversaciones entre expertos en un tema del que nada sabe, y sólo cuenta con lo que pueda deducir por sí mismo; el polo opuesto de CSI, donde se fomenta la fantasía de tecnicidad de unas escenas con luces y líquidos de colorines diseñadas para que uno las entienda perfectamente (ya que en realidad no hay nada que entender) aunque no se tenga ni idea de técnicas científicas forenses. Aunque este realismo no deja de ser un objetivo estético con un coste muy alto para quizá una mayoría de espectadores, a nivel narrativo uno sí extrae la información que hay en esas escenas: por ejemplo, que si los protagonistas no van a una tienda y dicen: "Póngame cuarto y mitad de paladio", es porque carecen del dinero para hacerlo pero no de la determinación para encontrar los materiales que necesitan en el motor de un frigorífico o en el de un coche. Están formados para resolver eficientemente problemas técnicos, sin embargo los veremos luego fracasar repetidamente al tratar de resolver problemas éticos aplicando esa misma mentalidad.

(En Iron Man también sale el paladio: Tony Stark desmonta una parte no especificada de un misil para extraer algo, su compañero de cautiverio pregunta: "¿Qué es?", Stark dice: "Aquí hay 0'15 gramos de paladio, necesitamos 1'6 gramos". Se supone que esto ha de convencernos de que se ha pagado a un scientific consultant y por tanto que sí que es posible construir un supermisil con una fragua mientras te vigilan unos afganos que no se dan cuenta de que lo que estás haciendo es en realidad una armadura.)

Otro aspecto en el que no se hacen concesiones es, como decía antes, el "territorio" en el que se enfrentan los personajes. Aunque el espectador entiende perfectamente las reglas del viaje temporal ideado por Carruth, no comprenderá todas sus consecuencias hasta que haya acabado la película y le haya dado unas cuantas vueltas. Por eso experimentará algún ratillo de confusión cuando los personajes emprenden su lucha por ser "el primero" del que habla el título (una lucha no por la supervivencia sino por la propia existencia) sin que él entienda exactamente qué importancia tiene eso.

La trama de viaje temporal es muy compleja, aunque es muy lógica y por tanto me parece más recomendable reflexionar sobre ella que ver la película repetidas veces para entenderla. Una vez uno tiene claras las líneas maestras, es mucho más práctico apoyarse en la transcripción de la película que puede encontrarse por ejemplo aquí. "Muy compleja" no quiere decir inabarcable, pero, si a alguien le parece que Los cronocrímenes y Origen son complicadas, la complejidad de Primer está en otro orden de magnitud. Una trama similar a la de Los cronocrímenes ocurre dentro de Primer y ocupa aproximadamente un minuto.

La experiencia de visionado es más o menos así (por lo menos, la mía). Uno empieza a ver Primer sabiendo que es una de esas películas de las que se dice que no entiendes un carajo. Por lo tanto prestas mucha atención para que no se te escape nada. Al cabo de una hora te dices: qué bien, hasta ahora lo entendí todo, ya ves que no era para tanto. Entonces la película hace clic y de repente no entiendes nada de lo que pasa, aunque te queda claro bastante rápido vque la hora anterior en realidad no la habías entendido. Esto sigue durante un cuarto de hora, y luego vuelves a entender los últimos tres minutos cierran la película. Fin, y te quedas con una cara de WTF del tamaño de un piano. Entonces te vas a la cama y dices: pues no me voy a dormir hasta que entienda lo que pasó.

Uno de los propósitos de esta reseña es no dar ninguna pista que pueda estropear el disfrute de pelearse con ese ejercicio criptográfico, que será del gusto de unos y de otros no. El quid de la criptografía es encontrar una operación sobre el texto muy fácil de hacer y que sea a la vez muy difícil de deshacer sin conocer sus detalles y muy fácil de deshacer conociéndolos. El hecho de que descodificar los acontecimientos de Primer sea mucho más costoso de lo que le fue a Shane Carruth identificar que esa sucesión de escenas era la que "correspondía" a la trama es algo que, a juzgar por las reseñas que hay en Internet, muchos consideran ilegítimo. Las claves para descodificar Primer están dentro del texto codificado; reconocerlas en él una vez se sabe cuáles son es evidente, el problema es que nos pide que aprendamos un texto cuando las reglas para entenderlo están escritas dentro del propio texto, y en muchas ocasiones la herramienta interpretadora se nos da tiempo después del fragmento a interpretar.

Por oposición, en Memento la estructura se hace obvia muy pronto: a poco atento que esté, el espectador se da cuenta de que está viendo una sucesión de escenas que van hacia atrás en el tiempo, intercaladas con otras que no van hacia atrás y que nos dan el contexto en el que enmarcar las primeras. En Primer, las líneas generales de la estructura se intuyen cuando quedan 7-10 minutos para que acabe la película, y sus detalles hay gente, que ha escrito artículos sobre Primer enlazados en la Wikipedia, que no los ha pillado nunca (tras, se supone, varios visionados y con un interés genuino en no hacer el ridículo). El grado de ambición de Primer, en cuanto a la "arquitectura" de la película, simplemente no está en el mismo orden de magnitud que el de Memento. Sin embargo, una vez uno ha identificado las claves que están dentro del texto de la propia película, entender el 90-95% de lo que se ve y de lo que no se ve en Primer (pongamos que yo llego al 17%) es sencillo.

Y esa es la recompensa al esfuerzo criptográfico. La película admite una lectura "corta" en la cual, aunque uno no entienda nada de la trama de viajes temporales, sí accede perfectamente a los temas centrales: la narración naturalista de un descubrimiento científico en la primera media hora, y la destrucción total de una amistad en la última. En esa lectura, los viajes en el tiempo, las referencias a la fiesta de Rachel, etc. funcionan como trasfondo. Pero comprender bien las reglas del viaje temporal y la lógica que rige la selección de escenas abre la puerta a una lectura "larga" en la cual el segundo visionado es una gran experiencia.

(Corto aquí.)

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