martes, 8 de noviembre de 2005

Angra y las motos

Bueno, por fin ha acabado la temporada de motos y por unos meses viviremos en paz. El Gibernáu más que otros pero nosotros también, sobre todo porque se acabó la cortina que la tele pública ponía a Pedrosa y amiguetes. Esta breve musiquilla es un plagio descarado del riff inicial y final de "Nothing to say", de Angra (1996, creo). El sistema lo fagocita todo (ahora con ayuda del cut&paste), andémonos con cuidado.

En el 96 me fue imposible conseguir ese buenísimo disco ("Holy land"), aunque lo busqué, lo busqué (al fin me resarcí en Toulouse en el 99). Era el segundo disco de un grupo brasileño desconocido de heavy metal, vaya usted a buscar eso por los gijones y los oviedos en la época del grunje. Y ahora, nueve años después, zaca, el sistema ataca de nuevo: pásate un año entero tragando con que los mercadotécnicos de la Federación Mundial de Motociclismo hayan dado orden de plagiar ese riff, que se debe de haber reproducido miles de veces en cadenas de todo el mundo sin que, sin duda, nadie esté pagando derechos por tamaño sacrilegio.

El disco de Angra, excelente, insisto, empieza tal que así: se escucha un sonido lejano de truenos y empieza a llover con fuerza; entre el fragor se distingue un delicado fragmento coral de Palestrina, que va ganando intensidad imponiéndose a la tormenta. El coro concluye, seguimos oyendo a lo lejos la tormenta por unos segundos. Se detiene. Hay una pausa de un segundo... y entra sin piedad el riff de las motos.

La parte de tenor en la introducción, y en el resto de los coros del disco, está cantada por el propio vocalista, Andre Matos. Y es que Angra debe de ser el único grupo de heavy que haya sido alumbrado en un conservatorio. Según leí en una web no oficial en la época en que internet no era importante, Matos acabó Piano, Canto y Composición, y había comenzado Dirección de Orquesta cuando se hicieron famosetes y claro, lo de hacer giras por el extranjero ya no fue compatible con los estudios.

"Holy land" es un disco conceptual sobre la conquista de Brasil en los siglos aquellos, y presenta una combinación asombrosamente lograda de heavy metal con elementos de inspiración clásica y multitud de arreglos inusuales (entonces: ahora esto es la moda y puede uno salir en la MTV haciéndolo), con coro, cuerdas, piano, flautas, percusiones tradicionales brasileñas, etcétera.

No sé quién fue el que me dijo que todos los discos raros me los vendían a mí. Luego conocí a uno que venía de comprar un disco en el que uno había metido una gallina en el piano, y cada vez que apretaba cierta tecla la gallina protestaba. Desde entonces, no he vuelto a preocuparme.

2 comentarios:

Pedro Terán dijo...

Quede constancia de que me he vuelto a poner el disco de Angra y el principio no se parece tanto a la descripción que yo hacía.

Pedro Terán dijo...

Acababa diciendo: "Desde entonces, no he vuelto a preocuparme". Sin embargo, Maximus Jefus se encarga de preocuparse por mí, ya que según declaraciones recientes a este corresponsal, ese post me sitúa "definitivamente fuera del contexto de las personas normales", o algo así.

A ver, Maximus Jefus, si esas protestas las expresas a través del cauce reglamentario. Que es que no te convenzo.