viernes, 18 de abril de 2008

Desintegración

Resulta que el día 29 hay elecciones a rector en mi universidad (supongo que los habituales del blog se extrañarán de que sepa la fecha, pero es porque me ha tocado estar en la mesa electoral de mi facultad).

(Otra vez cuento mi experiencia electoral en la mesa central de las elecciones sindicales.)

Hay por lo menos dos candidatos, que yo sepa. Uno va con el eslogan "U4U", así que sobra todo comentario.

El otro -al que, en defensa del sentido común, pensaba votar- viene con un programa que mete miedo.

(Aquí sintetizaré el programa otro rato.)

La universidad, si alguna vez existió, se desintegra.

2 comentarios:

Ángel M. Felicísimo dijo...

¿Programa que mete miedo?
¿Con cosas como estas?:

El último curso se organizará de manera que suponga una mayor participación activa del alumnado [...] orientada a su próxima empleabilidad...

El título de Grado implica una formación básica que habilita a los titulados para incorporarse al mercado laboral, por lo que debe tener básicamente un formato de troncalidad común para todos ellos.

Las nuevas enseñanzas han de ser fruto de un diálogo abierto con los empleadores...

Blas Femen dijo...

Es triste ver cómo todo se vende. Por el interés te quiero Andrés. Ahora las empresas podrán ahorrar cienes y cienes de euros en formación de sus empleados gracias a que el erario público va a costearlo. Así la relación profesor/alumno será sustituida por la relación oferta/demanda, productor/cliente. En esa línea van las nuevas encuestas sobre la "calidad de la docencia", donde los clientes-alumnos evalúan al productor-profesor por su flexibilidad para otorgar "aprobados a tutiplén".
El futuro de la universidad: formar dóciles empleados para engrasar la maquinaria de acumulación capitalista. Si la escuela peripatética levantase la cabeza... ¿se liaría a patadas con los cajeros automáticos en las universidades?, ¿quién sabe? Lo que sí es seguro que pronto los susodichos cajeros dispensarán también títulos académicos y diplomas a discreción, según la cuenta corriente de cada uno y las exigencias de los empleadores. El conocimiento no ocupa lugar, pero quieren privatizarlo, quieren ponerle puertas al campo, y lo conseguirán con la aquiescencia de la ciudadanía de clase media-alta. Pudiendo vivir de las rentas y del capital, ¿qué tonto quiere esforzarse y trabajar? Ya lo dice Mediamark, "yo no soy tonto". También lo dice el niño del pez llamado Fermín, hay que echarle la culpa de los propios fallos a quien no puede defenderse, a quien no tiene voz para hablar.