martes, 19 de febrero de 2013

Y, nada, 46 años después

Hoy hace 46 años que se conocieron mis padres.

Es curiosa la aleatoriedad de las cosas. Mi padre vino del extranjero, donde estaba emigrado, a cumplir el servicio militar. Salió al baile y se acercó a saludar a su hermana, que estaba sentada en un mesa con su grupo de amigas. Invitó a bailar a una tal Milagros, pero esta ya tenía la esperanza puesta en que la invitase Fulanito. Llegó un grupo de chicos y sacaron a bailar a todas las de la mesa menos mi madre. Ahí se quedaron los dos sentados; mi padre dijo: "Bueno, qué, ¿bailamos?". A ella tampoco le hizo mucha gracia salir en concepto de segundo plato bailístico; me parece que no habría dicho que sí de no ser por ese grupo de chicos que había invitado a todas menos ella, qué mala pata.

Y, nada, 46 años después.

4 comentarios:

Instan dijo...

De Impossibilitate Vitae-De Impossibilitate Prognoscendi

Unknown dijo...

:)

Pedro Terán dijo...

Instan: ¡Por supuesto!

Por cierto, no es descabellado pensar que la escena de Watchmen en la que el Dr. Manhattan se convence de que cada vida humana es milagrosamente improbable pueda ser reciclaje de Lem :)

Instan dijo...

Es posible.En cualquier caso el planteamiento es el mismo. Precisamente al leer tu texto y recordar el de Lem, la primera asociación de ideas fue con ese pasaje de Watchmen, y me entraron ganas de escribir algo para mi blog.