El otro día comíamos con mis padres y surgió la siguiente anécdota.
ACTO I
Empresa distribuidora de energía eléctrica. Llega uno de los ingenieros a hablar con mi padre.
-Oye, ha llamado la directora general de la empresa Tal muy enfadada, y me dice que tienen cortes de tensión casi todos los días y que qué pasa.
-Qué tienen, ¿muchos microcortes?
-Sí.
-¿A primera hora de la mañana y al final de la tarde?
-Sí, eso.
-Eso son los estorninos, que bajan del monte.
-... ... Hombre, Pedro, yo soy nuevo en la empresa pero ya tengo 35 años, no creas tú que me vas a hacer la novatada y que voy a llamar a esa mujer y decirle que los cortes que tiene son los estorninos...
-Bueno, pues eso es lo que te puedo decir.
-Venga, cuál es la causa de verdad.
-Los estorninos.
-Vale, si no me lo quieres decir, llama tú a Tal y cuéntaselo a ellos.
ACTO II
Mismos protagonistas, más tarde.
-¿Pero estás loco? Me ha vuelto a llamar la directora general de Tal, de bastante malas maneras, cómo se te ocurre decirles que los estorninos, te has vuelto loco, que no ves el problema que has creado, y si ahora nos llevan a juicio por los daños qué, porque blablaBLAWARGFHJASKFJADUFJERGHHHhh...
Vamos, rapapolvo total.
-Así que le he dicho que vamos a hacer una investigación detallada para averiguar la causa de los cortes. Ya sabes lo que te toca: a investigar, y luego a redactar un informe completo.
ACTO III
Mi padre llama por teléfono a una de las brigadas de averías.
-Oye, Fulano, qué tal.
-Coño, qué pasa, Pedro.
-¿Vosotros estáis en la zona de tal, cerca de las líneas de alta que alimentan a la empresa Tal?
-Sí, sí, estamos como a veinte minutos de allí.
-Bueno, id hasta una de las columnas de alta. Allí miráis por los alrededores de la base de la columna, y me cogéis ocho o diez estorninos muertos.
-¿Estorninos?
-Sí, vosotros id allí y mirad si hay estorninos muertos debajo de la columna.
Un rato después, le vuelven a llamar.
-Qué, ¿ya habéis llegado?
-Sí, sí. Hostia, Pedro, aquí debajo de la línea hay estorninos fritos como para dar de comer a toda la empresa.
-Qué hay, ¿muchos?
-¡Cientos, miles! ¿Qué hacemos con ellos, los retiramos?
-No, nada, traedme unos cuantos, yo qué sé, media docena, una docena, los que veáis.
CONCLUSIÓN
Mi padre cogió un sobre grande, metió los estorninos dentro, y lo adjuntó al sobre del informe.
Los dos sobres, unidos por un clip, fueron al ingeniero, y luego fueron a la empresa Tal. El texto del informe no hace falta explicarlo...