La felicidad es un bien valioso.
Este hecho tan simple no es bien comprendido por Spotify y Amy MacDonald. Estoy muy insatisfecho como usuario de Spotify y el escuchar la voz de Amy MacDonald intentando venderme su disco seis o dieciséis veces al día no contribuye a mi felicidad.
Hoy he decidido explicarle a la Srta. MacDonald mi opinión de sus prácticas comerciales y los daños psicológicos que me está causando. No me ha costado nada encontrar su web oficial, sin embargo no ha sido posible dejarle un mensaje. No se puede comentar en su blog sin estar registrado en Myspace; tampoco se puede intervenir en su foro sin estar registrado.
Me he registrado en su foro y aun así no he podido intervenir. Ahora viene lo bueno. Cuando he ido al enlace de "Ayuda", me ha salido un aviso rojo rojísimo de Firefox diciéndome que "¡Este sitio es una web atacante!", con la definición de web atacante como "Los sitios atacantes intentan instalar programas que pueden robar información privada, usar su ordenador para atacar otros o dañar su sistema".
Pinchando en el botón "¿Por qué ha sido bloqueado este sitio?", mi hermano mayor me explica que
"What happened when Google visited this site?
Of the 3 pages we tested on the site over the past 90 days, 3 page(s) resulted in malicious software being downloaded and installed without user consent. "
Pero no pasa nada, porque daré con la Srta. Amy MacDonald y también le explicaré esto. Mi siguiente paso es buscar su alias de Twitter.
La pena es no tener una cámara para rodar un documental sobre el tema.
El camello del visir
Hace 10 horas
5 comentarios:
Aquí tienes el twitter de Spotify por si quieres ampliar la campaña "garrotazo a los sinvergüenzas que no me regalan música por mi cara bonita"
http://twitter.com/Spotify
:P
¿Qué tiene que ver el dedo con la luna?
:p
La moraleja no es que haya que dar música gratis a la gente, sino que
aunque vendas dos millones y medio de discos, hay muchos más millones de personas que no van a comprar tu disco, y que si te dedicas a irritarles continuadamente hasta el punto de que quieran explicártelo, pueden enterarse casualmente de cosas malas de ti e ir contándoselas a todo el que quiera escucharlas.
Es obvio que Amy Macdonald ya ha salido perdiendo más de poner kilolitros de publicidad en mi ordenador de lo que ha ganado, puesto que:
a) A mí me gusta su canción y sin embargo lo último que haría es oírla en Spotify o comprar o recomendar sus discos para que le den dinero encima de degradar mi calidad de vida.
b) Ahora, por lo menos tres o trece personas conocen el incidente de la página atacante y ¿en qué beneficia eso a la imagen de una persona que ha vendido dos millones y medio de discos (sin duda para que el dinero se lo lleven otros)?
c) Estoy harto de ella y de su codicia, mientras que antes me parecía una chica simpática.
Es un poco cansina... Pero esa es la estrategia de marketing... Cuantos más "impactos publicitarios" mayor probabilidad de aumentar las ventas, aunque me supongo yo que habrán medido el techo a partir del cual por más impactos publicitarios que hagan ya nadie compra más su producto (el coste marginal).
Abrazo desde tierras extremeñas.
Te recomiendo este libro clásico sobre la crítica a la publicidad:
Galbraith, J.K. (1984) [1958]. The affluent society.
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